Phyllophaga cuyabana

13.01.2025 | 16:25 (UTC -3)
Adulto (A) y larva (B) de
Adulto (A) y larva (B) de Phyllophaga cuyabana

Phyllophaga cuyabana Es ampliamente conocido como coró, término general que también se refiere a otras especies del género Phyllophaga y géneros relacionados.

En algunas regiones se le identifica como soya coró por su importante impacto en este cultivo.

Cultivos atacados

Esta plaga afecta principalmente a la soja, pero también se puede encontrar en el maíz, el trigo y otros cultivos.

El ataque ocurre generalmente en reboleiras, dañando significativamente el desarrollo y la productividad de las plantas.

Biología

Los adultos de P. cuyabana son escarabajos ovalados de color marrón rojizo, de 15 a 20 mm de largo.

Son nocturnos y realizan vuelos poco después del anochecer, regresando al suelo después del apareamiento para la oviposición.

Las larvas son blancas, con la cabeza de color marrón amarillento, pasan por tres estadios y alcanzan los 35 mm de longitud.

El ciclo larvario dura aproximadamente 8,5 meses, incluido un período de diapausa de 4 a 5 meses.

Ecología

Los adultos se reúnen en el follaje de los cultivos para reproducirse, mientras que las larvas permanecen en el suelo, donde se alimentan de las raíces. Este comportamiento rizofágico de las larvas es responsable de los daños a las plantas.

Algunas larvas de coró, que no se alimentan de raíces vivas, son beneficiosas para el suelo. Se pueden diferenciar caminando hacia atrás, arrastrando el lomo por el suelo.

daño

Las larvas de Phyllophaga cuyabana atacan las raíces secundarias de las plantas, lo que produce hojas amarillentas y marchitas.

Los ataques al inicio del ciclo pueden provocar la muerte de las plantas. Cuando el ataque se produce en etapas más avanzadas, se produce una reducción en el número y tamaño de las mazorcas y granos de soja.

Los adultos, por su parte, generalmente no causan daños directos a las plantas.

Control

  • Cultural: El manejo cultural incluye un seguimiento constante del cultivo, plantaciones en momentos menos susceptibles al ataque y rotación de cultivos, especialmente con gramíneas, menos atractivas para el insecto.
  • Biológico: el uso de agentes biológicos, como hongos entomopatógenos (Beauveria bassiana e Metarhikum anisopliae), puede ayudar a controlar las poblaciones de larvas en el suelo.
  • Químico: Los insecticidas aplicados al suelo son una herramienta eficaz, especialmente en zonas donde la infestación es grave. Sin embargo, el uso debe ser prudente para evitar impactos ambientales y resistencia.
  • Otros: Se recomienda la adopción de sistemas de manejo integrado de plagas (MIP), combinando prácticas culturales, biológicas y químicas de manera sostenible.

Para obtener más información sobre Phyllophaga cuyabana, haga clic en:

Para conocer qué plaguicidas están registrados para control, haga clic en:

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