
Chrysodeixis includens Es una plaga importante en varios cultivos agrícolas en Brasil.
Ataca principalmente a la soja, el algodón, los frijoles, el girasol y las hortalizas. Se alimenta de hojas, provocando defoliación y reduciendo el área fotosintética de las plantas.
Nombres comunes
Chrysodeixis includens Se la conoce popularmente como oruga falsa-mediana. Estos nombres derivan de su modo de locomoción, en el que arquea su cuerpo, recordando el movimiento de medir con la palma de la mano.
Cultivos que ataca
Esta plaga es polífaga y ataca a varios cultivos de importancia económica. Entre los principales se encuentran:
- Soja: principal cultivo afectado, con daños importantes.
- Algodón: puede provocar defoliación y comprometer la productividad.
- Frijol: altas infestaciones pueden provocar pérdidas de producción.
- Girasol: se alimenta de hojas, dañando el desarrollo de las plantas.
- Hortalizas: varias especies son susceptibles de ataque.
Biología
Los adultos tienen una envergadura de aproximadamente 35 mm y son de color marrón oscuro con manchas plateadas en las alas anteriores. Las hembras depositan una media de 700 huevos individualmente en el envés de las hojas, preferentemente en el tercio medio e inferior de las plantas.
Las orugas, cuando están completamente desarrolladas, miden entre 30 mm y 35 mm, son de color verde con líneas longitudinales blancas y tienen dos pares de patas falsas abdominales, además de un par en el último segmento del abdomen.
El ciclo de vida completo, desde huevo hasta adulto, dura unos 25 días, variando según las condiciones ambientales.
Ecología
La falsa oruga se encuentra a menudo en los tercios medio e inferior de las plantas, lugares preferidos para la oviposición.
Su aparición es más común en el período reproductivo de los cultivos, cuando la copa se encuentra más cerrada, dificultando el control químico debido a la menor penetración de insecticidas.
Además, factores como el uso intensivo de fungicidas e insecticidas no selectivos pueden reducir la presencia de enemigos naturales, favoreciendo la proliferación de la plaga.
daño
Las orugas se alimentan de las hojas, dejando solo las venas principales, lo que les da una apariencia de encaje. Esta defoliación reduce el área fotosintética, comprometiendo el desarrollo y la productividad de las plantas. En infestaciones severas, pueden ocurrir pérdidas significativas de producción.
Control
El manejo de la oruga debe ser integrado, combinando diferentes estrategias:
- monitoreo: inspecciones periódicas de los cultivos para detectar la presencia de la plaga y evaluar los niveles de población.
- Control químico: aplicación de insecticidas específicos cuando se alcancen los niveles de acción. Es importante alternar productos con diferentes modos de acción para evitar el desarrollo de resistencias.
- Control biológico: preservación y, cuando sea posible, introducción de enemigos naturales, como parasitoides y depredadores, que ayudan a regular las poblaciones de plagas.
- Gestión cultural: prácticas agrícolas que desalienten el desarrollo de la plaga, como la rotación de cultivos y la eliminación de plantas hospedantes alternativas.
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