
Bemisia tabaci Es conocida popularmente como mosca blanca, siendo una de las principales plagas agrícolas en Brasil y en el mundo.
En Brasil se reconocen al menos cuatro biotipos diferentes: B, Q, BR y N.
- Biotipo B: el más común y ampliamente distribuido en Brasil. Se considera un vector eficiente de varios virus vegetales.
- Biotipo Q: también conocido como MEAM1 (“Medio Oriente-Asia Menor 1”). Se trata de un biotipo invasor originario de la región mediterránea. Los científicos lo consideran un vector de virus más eficiente en comparación con el biotipo B.
- Biotipo BR: nativo de Brasil. Se ha reportado principalmente en regiones con climas tropicales y subtropicales. Es menos eficiente en la transmisión de virus en comparación con el biotipo B.
- Biotipo N: aún poco estudiado en Brasil. Se identificó en algunas regiones del país a partir de 2015.
Cultivos atacados
Las moscas blancas tienen un amplio espectro de plantas hospedantes. Entre los cultivos de interés económico más afectados se encuentran: soja, algodón, frijol, tomate, pimiento, patata, col, melón, calabaza y uva.
Además, varias malezas también pueden albergar la plaga, manteniendo su presencia fuera de temporada.
Biología
La mosca blanca presenta una metamorfosis incompleta, pasando por los estadios de huevo, cuatro estadios ninfales (el último llamado pupa o pseudopupa) y adulto.
La reproducción puede ser sexual o partenogenética, estando influenciada por factores como la temperatura y la disponibilidad de alimentos.
Una hembra puede poner de 100 a 300 huevos durante su vida y el ciclo completo varía de 20 a 26 días, dependiendo de la planta huésped.
Ecología
El insecto es muy adaptable y ágil, pudiendo volar largas distancias ayudado por el viento.
Se alimenta chupando la savia de las plantas, provocando daños directos e indirectos.
Las poblaciones de malezas pueden permanecer altas fuera de temporada, aumentando la presión en la siguiente cosecha.
daño
Los daños causados por la mosca blanca incluyen:
- Chupación de savia: los adultos y las ninfas chupan la savia de las plantas, debilitándolas y reduciendo el crecimiento y la productividad. Puede provocar el marchitamiento y la caída prematura de las hojas.
- Toxinas: durante la alimentación, la mosca blanca inyecta toxinas que provocan trastornos fisiológicos en la planta, como deformaciones en las hojas y reducción de la capacidad fotosintética.
- Excreción de melaza: la liberación de sustancias azucaradas (melaza) crea una capa pegajosa sobre las hojas, que sirve como sustrato para el crecimiento de hongos como la fumagina. Esto reduce la fotosíntesis y compromete la calidad y productividad de las plantas.
- Transmisión de virus: las moscas blancas son vectores de geminivirus y otros virus que provocan enfermedades que pueden provocar una reducción drástica de la productividad.
- Mayor presión de otras plagas: la presencia de mosca blanca y los daños que provocan pueden favorecer el desarrollo de otras plagas y enfermedades en el cultivo.
Control
El manejo de la mosca blanca requiere un enfoque integrado:
- Control cultural: uso de plántulas sanas y eliminación de plantas hospedantes y residuos de cultivos.
- Control químico: Uso prudente de insecticidas, respetando el intervalo de seguridad y evitando aplicaciones consecutivas del mismo principio activo, tal y como recomienda el IRAC.
- Control biológico: Aunque limitado en Brasil, el uso de hongos entomopatógenos como alternativa al control químico ha mostrado un potencial prometedor.
- Control legislativo: adopción de períodos de vacancia sanitaria y escalonamiento de la siembra para evitar picos de población.
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