Embrapa indica técnicas para minimizar adversidades climáticas

Los productores de Mato Grosso do Sul enfrentan dificultades por la falta de lluvias

23.01.2025 | 08:42 (UTC -3)
Sílvia Zoche Borges
Foto: Sílvia Zoche Borges
Foto: Sílvia Zoche Borges

En Mato Grosso do Sul, especialmente en la región sur del estado, los cultivos de verano -especialmente la soja- están sufriendo la sequía, en la que la cantidad de lluvia no ha sido suficiente durante el período de desarrollo de las plantas, sumado al intenso calor. . Sumado a esto, algunas prácticas agrícolas han sido dejadas de lado, lo que ha intensificado los problemas especialmente en la agricultura de secano. Así lo explica el investigador Fernando Mendes Lamas, de Embrapa Agropecuária Oeste (Dourados, MS).

“Ahora comenzará la cosecha de soja y es la oportunidad ideal para que el productor ponga en práctica algunos procesos que minimizarán en gran medida los efectos de futuras sequías y permitirán que el agua de lluvia no se escurra de la superficie, sino que se infiltre y se almacene en el suelo”.

Para empezar, el investigador observó que uno de estos principios agrícolas no ha sido adoptado, que es el terraceo, una práctica mecánica de conservación del suelo y el agua cuyo objetivo fundamental es evitar el escurrimiento del agua, es decir, la práctica permite que el agua se infiltre en el suelo. y se almacena para estar disponible más tarde en la planta.

En otro momento, el productor puede utilizar una serie de tecnologías que ya han sido desarrolladas y se están mejorando, por ejemplo, el momento de la siembra. “Hoy los productores tienen a su disposición una herramienta sumamente interesante que es la Zonificación Agrícola de Riesgo Climático, también conocida como Zarc”, afirma el investigador. Zarc es un producto de investigación de Embrapa y sus socios, que se convirtió en una herramienta de política pública a disposición de los productores. Lamas destaca que la información proporcionada por el Zarc, independientemente de si el productor financiará y/o contratará un seguro agrícola, trae sugerencias de épocas de siembra en las que los riesgos son menores, especialmente los derivados del déficit hídrico.

Otro factor importante es el manejo adecuado del suelo para que esté estructurado y, así, permita que el agua permanezca en el suelo y llegue a las capas más profundas. Para ello no se debe compactar el suelo. “Hoy, lamentablemente, muchos agricultores utilizan una práctica mecánica para romper la capa compactada, que es el escarificador. No tenemos ninguna duda de que el escarificador por sí solo no solucionará el problema de compactación. Existe la necesidad de asociar la práctica mecánica que es el escarificador con prácticas culturales o vegetativas que es el cultivo de cultivos de cobertura”, destaca el investigador.

El sistema radicular de los cultivos de cobertura forma canalículos que permitirán una buena estructuración del suelo, el cual se vuelve más poroso, permitiendo que el agua penetre en el suelo y forme una reserva en la zona donde se ubican los cultivos. Los cultivos de cobertura también forman una barrera en la superficie del suelo a través de la paja, lo que evita que el suelo se caliente y, en consecuencia, reduce la pérdida de agua por evaporación. Además, los cultivos de cobertura ayudan a controlar las malezas.

“Vivimos en una época en la que las cuestiones del cambio climático ya no son una hipótesis. Es algo que está sucediendo en el mundo. Y el productor necesita utilizar estas prácticas que están a su disposición. Cuando sumamos todo, el productor deja de perder, y más importante que dejar de perder, gana”, enfatiza Lamas, quien agrega: “Cuando el productor rural no adopta nada de esto, dependiendo del estado vegetativo de la planta, el las plantas morirán más tarde de una semana a diez días sin lluvia. Al adoptar estas prácticas, el efecto del estrés hídrico disminuye y mejora el contenido de materia orgánica y la disponibilidad de nutrientes”.

¿Qué cultivos de cobertura?

Según el investigador Lamas, las principales especies de plantas de cobertura son las brachiaria, como Brachiaria ruzizienses para la producción de forraje o Brachiaria brizantha por ejemplo, BRS Piatã, para uso en Integración Cultivos-Ganadería (ILP). En algunos casos, plantas del género PanicumSin embargo, esto requiere más cuidado en el manejo para evitar problemas como la aglomeración que dificulta la siembra.

Los cultivos de cobertura se pueden cultivar solos o junto con leguminosas, como gandules y cáñamo, que tienen la capacidad de fijar nitrógeno en el suelo. El productor también puede optar por cultivar leguminosas aisladas, como Crotalaria ochroleuca, Crotolaria spectabilis e Crotalaria juncea, gandul y con estilo, y para cada situación habrá una mejor indicación. Fuera de temporada, estas legumbres se pueden cultivar junto con el maíz; en el caso del cáñamo solar, si se centra en los rumiados, no utilice el C. spectabilis porque es tóxico para los animales. Lamas recuerda que Embrapa tiene variedades de gandul (BRS Guatã y BRS Mandarim) adecuadas para el consorcio por su tamaño y rápido crecimiento.

“Ahora es el momento indicado para que los productores siembren maíz de segunda de manera conjunta. Y, si no desea sembrar maíz fuera de temporada, cultive sólo la especie de cultivo de cobertura, ya sea una leguminosa o un pasto, y obtenga mejoras en el sistema de producción”, dice Lamas.

El riego como estrategia asociada

Combinado con las prácticas agrícolas recomendadas anteriormente para que la agricultura coexista en períodos de calor intenso y escasez de precipitaciones, el riego es una estrategia para superar el problema del déficit hídrico. “El riego viene a satisfacer las necesidades hídricas del cultivo. Con esto pudimos enfrentar el problema y superarlo”, dice el investigador Danilton Luiz Flumignan, de Embrapa Agropecuária Oeste, pero reflexiona: “Es un error pensar que sólo el factor agua [de riego] resolverá el problema. problema. En la agricultura de regadío, debemos considerar que el productor ya está aplicando bien otras estrategias para hacer frente a la sequía”.

Los productores regantes pueden monitorear la ocurrencia de problemas causados ​​por eventos de deficiencia hídrica y, a partir de ahí, tomar decisiones sobre cuándo regar y cuánta agua aplicar, para satisfacer las necesidades hídricas del cultivo.

“El momento en el estado de Mato Grosso do Sul es muy favorable para esta cuestión de la agricultura de regadío”, dice Flumignan. El gobierno estatal lanzó recientemente, en 2024, un programa estatal de riego (MS Irriga) como estímulo para los productores rurales. Además, el Ministerio de Integración y Desarrollo Regional creó el Polo de Agricultura de Riego para el Centro-Sur de Mato Grosso do Sul, que comprende 26 municipios. Según Flumignan, “estos son signos claros de que la federación y el Estado entienden que esta práctica necesita y puede ser inducida”.

Para apoyar la toma de decisiones de los productores, incluidos los regantes, Embrapa Agropecuária Oeste cuenta con estaciones de monitoreo climático que brindan datos diarios sobre precipitaciones, temperatura, radiación solar, viento, humedad y, principalmente, datos de evapotranspiración de referencia. “Nosotros proporcionamos los datos y los productores pueden utilizarlos para tomar decisiones. Esta es una buena práctica en agricultura de regadío”, explica el investigador.

El Centro de Investigaciones Embrapa realiza investigaciones, aún en fase experimental, que está en su cuarto año, con competencia entre cultivares de soja e híbridos de maíz en áreas irrigadas y de temporal, con el fin de identificar patrones en estos materiales genéticos que agregan valor en el agua. que se aplica.

Flumignan cuenta también que se realizaron simulaciones por computadora para estudiar diferentes estrategias de gestión de riego y seleccionar la mejor, con base en varios años de investigaciones sobre pesaje de lisímetros y la serie histórica de más de 40 años de datos de la estación meteorológica de Embrapa Agropecuária Oeste. “La mejor estrategia de riego, por regla general, ha resultado en aumentos significativos de la productividad de la soja y el maíz (en comparación con el riego de secano, que es nuestra referencia) y una reducción del consumo de agua en comparación con las estrategias de riego convencionales”, explica Flumignan.

En números, sumando los últimos tres años de cosecha, la soja de regadío rindió 172 sacos por hectárea, mientras que la soja de temporal rindió 134 sacos. El rendimiento del maíz fue aún mayor: 407 sacos de maíz con riego y 253 sacos sin riego. “En Embrapa nos preocupamos por obtener la máxima producción utilizando la mínima cantidad de recursos naturales, garantizando que ese recurso esté disponible también para otros usos”, asegura Flumignan.

El investigador recuerda que la gestión de los recursos hídricos es realizada por el Imasul, en Mato Grosso do Sul, que es responsable de gestionar el potencial de cada cuerpo de agua para abastecer de agua a los diferentes usuarios – restaurantes, industrias, comercio, viviendas, irrigación, etc. “La gestión del agua garantiza que el agua para riego sea captada sin violar los derechos de otros usuarios ni la seguridad ambiental”, explica y agrega: “Mato Grosso do Sul tiene un gran potencial para la agricultura de regadío. Somos extremadamente ricos en agua superficial y todavía utilizamos muy poca de nuestra agua”.

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