Syngenta enfrenta la desconfianza de Estados Unidos hacia China
Artículo publicado por el Wall Street Journal destaca problemas en la relación entre la empresa que pertenece a ChemChina, empresa estatal china, desde 2017, y algunos norteamericanos
Millones de botellas de PET (tereftalato de etileno) son desechadas cada día en las ciudades brasileñas y, muchas veces, esos residuos terminan contaminando el medio ambiente. Al mismo tiempo, en su proceso de producción, las plantas de tejido y tejido generan pequeños restos que también resultan problemáticos para su eliminación. La solución a todo esto es el reciclaje. En Maringá, Paraná (PR), Cocamar Cooperativa Agroindustrial, a través de su industria de hilados textiles, tradicionalmente absorbe ambas.
En el caso de las botellas de pet, la cooperativa compra este artículo ya molido, en forma de fibra de poliéster, cuyo volumen equivale a unos 40 millones de botellas al año. Los retales provienen principalmente del segmento industrial textil de Santa Catarina, llegando a Cocamar ya desfibrados, es decir, desmantelados para dar origen a un nuevo hilo.
Ambos materiales, según explicó el gerente ejecutivo de Fibras de la cooperativa, Luis Fernando Gomes, pasan por un sofisticado proceso de fabricación de hilos que atenderán el mercado de la moda, creando prendas de vestir en general. Al estar mezclados en mayor o menor porcentaje los hilos ecológicos con hilos de algodón, el consumidor casi siempre ignora que lleva unos vaqueros o una camiseta confeccionada, en gran medida, con hilos ecológicos.
“Siempre alineada con la innovación y las buenas prácticas, Cocamar recibió en 2022 una importante certificación para su industria de hilados textiles, siendo la primera en el país en ser reconocida por utilizar poliéster reciclado como materia prima”, recuerda Luís Fernando.
La unidad obtuvo el certificado de producto reciclado, siguiendo el estricto Estándar Global de Reciclado (GRS), otorgado por Control Union. Anteriormente, sólo tres industrias brasileñas del sector textil contaban con esa certificación, distinción internacional otorgada a organizaciones cuyos productos contienen al menos un 20% de materiales reciclados.
El certificado también certifica que, en el apogeo del desarrollo global sostenible, al reutilizar y reciclar materiales, la cooperativa utiliza de manera responsable recursos renovables, ayudando a reducir la dependencia de los no renovables.
Otro punto destacado de la sostenibilidad en la producción de hilo de Cocamar es que todo el algodón utilizado por la misma industria proviene de fincas que forman parte del programa Algodón Brasileño Responsable (ABR) y están autorizadas por la Better Cotton Initiative (BCI), un pasaporte al mundo globalizado. mercado, cada vez más presionado por las exigencias del consumidor consciente que busca más allá de la calidad y los precios justos.
La Asociación Brasileña de Normas Técnicas – ABNT es una de las certificadoras de este programa, garantizando que el algodón sea producido con respeto social y ambiental.
“Ahora estamos trabajando en la creación de alianzas para pronto introducir entre nuestras materias primas el algodón orgánico, producido en pequeñas comunidades del Nordeste brasileño, utilizando exclusivamente mano de obra familiar”, anuncia Luis Fernando.
Cocamar fue la primera cooperativa de Paraná en tener una industria de hilados, construida en 1981, para absorber el algodón que se cultivaba en la región noroeste de Paraná. A finales de la década siguiente, con el declive del cultivo del algodón, la unidad comenzó a flexibilizar su producción, introduciendo nuevas materias primas.
Actualmente se producen más de 7 mil toneladas anuales de una diversa gama de hilados que atienden el segmento de prendas de punto en diversas regiones del país.
Reciba las últimas noticias sobre agricultura en su correo electrónico