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Un estudio reciente liderado por la Universidad Estatal de Kansas, en Estados Unidos, señala que la aplicación de azufre (S) puede marcar una diferencia en el rendimiento de la soja y en la eficiencia de la fijación de nitrógeno (N2) por el suelo.
La investigación analizó 35 experimentos realizados en nueve estados de América del Norte (Iowa, Indiana, Kansas, Michigan, Minnesota, Dakota del Norte, Ohio, Dakota del Sur y Wisconsin) a lo largo de las cosechas de 2021 y 2022.
El objetivo fue evaluar cómo la fertilización con azufre afecta el rendimiento de semillas y la fijación de N2, además de comprender el impacto de factores ambientales, como precipitación, temperatura, materia orgánica y textura del suelo, en estos procesos.
Los experimentos compararon parcelas con y sin aplicación de azufre. En los tratamientos con azufre se aplicaron 34 kg/ha del nutriente al momento de la siembra, utilizando yeso granulado. Los investigadores también monitorearon varias variables ambientales para analizar su influencia en la productividad y la absorción de nitrógeno por parte de la planta.
Las precipitaciones durante el desarrollo de la soja resultaron ser uno de los factores más importantes, explicando alrededor del 40% de la variación en el rendimiento de las semillas.
En lugares donde la precipitación entre las fases de floración y llenado de grano (R2 a R6) fue mayor a 73 mm, la productividad en las parcelas sulfurosas alcanzó un promedio de 4,9 toneladas por hectárea, siendo el 51% del nitrógeno derivado de la fijación a presión atmosférica y 135 kg. /ha de nitrógeno fijado.
Además, para ambos tipos de manejo (con y sin azufre), la textura del suelo y el déficit de presión de vapor (VPD) también fueron relevantes, influyendo no sólo en la producción de granos, sino también en la estabilidad de estos resultados.
Otro aspecto interesante revelado por el estudio fue la relación entre la textura del suelo y la incertidumbre del rendimiento.
Los suelos con menos de 11% de arcilla mostraron mayor inestabilidad en los resultados de productividad, mientras que aquellos con más de 26% de arcilla mostraron mayor previsibilidad. Se descubrió que los suelos arenosos, que tienden a retener menos agua, son más susceptibles a las fluctuaciones del rendimiento, especialmente en condiciones de estrés hídrico.
El déficit de presión de vapor también fue un factor determinante para la eficiencia de fijación de nitrógeno. Con una VPD inferior a 0,92 kPa, la fijación de N₂ aumentó significativamente, favoreciendo la productividad.
Aunque a menudo se descuida en la producción de soja, el azufre ha demostrado un impacto positivo tanto en la productividad como en la fijación de N2, especialmente en regiones donde las plantas demandan más nitrógeno.
En zonas de baja retención de agua o menor contenido de materia orgánica, la fertilización con azufre actuó como compensador, promoviendo una mejor respuesta de las plantas.
“En suelos arenosos, donde el nitrógeno del suelo se drena rápidamente, el azufre actúa como estabilizador, permitiendo una mejor respuesta de la soja”, explicaron los investigadores.
El estudio sugiere que los agricultores podrían beneficiarse de la introducción de la fertilización con azufre en sus prácticas, especialmente en suelos más arenosos o con baja capacidad de retención de nutrientes. Además, indica que el manejo del riego y la atención a la textura del suelo pueden ayudar a maximizar los efectos positivos de la fertilización con azufre.
Se puede obtener más información en doi.org/10.1016/j.eja.2024.127428
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