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En una acción conjunta, instituciones públicas se movilizan para prevenir las consecuencias de los desastres naturales en Paraná. La iniciativa reúne a la Secretaría de Agricultura y Abastecimiento de Paraná (Seab), Embrapa Florestas (PR), Defensa Civil, el Sistema de Monitoreo Tecnológico y Ambiental de Paraná (Simepar) y otras entidades estatales y federales. El foco es crear estrategias de mitigación y respuesta a eventos climáticos extremos, a partir de diagnósticos técnicos y lecciones aprendidas de la tragedia climática ocurrida en Rio Grande do Sul, en el primer semestre de 2024.
Embrapa Florestas (PR) coordinará una discusión a finales de noviembre sobre áreas vulnerables desde el punto de vista geopedológico – el análisis involucra datos geológicos, de suelo y de vegetación. El investigador Gustavo Curcio refiere que Paraná tiene características similares a las de Rio Grande do Sul en términos de relieve y suelo, lo que puede intensificar los impactos de precipitaciones intensas. “Con nuestro conocimiento e información sobre la geología, suelos y vegetación de Paraná, además de datos de diferentes organismos estatales, podemos identificar áreas de riesgo inminente”.
Según Curcio, el análisis e interpretación de mapas de suelo y vegetación, antiguos y actuales (más detallados), junto con trabajos científicos de otras instituciones, pueden ayudar a sustentar las decisiones de la Defensa Civil del Estado. El científico informa que los mapas actuales de suelos y vegetación están siendo elaborados por el Programa Nacional de Levantamiento e Interpretación de Suelos de Brasil en Paraná (PronaSolos PR) y por la Acción Integrada de Suelos y Aguas (AISA). Ambos proyectos tienen como objetivo mejorar el uso sostenible de los recursos naturales.
La obra está integrada en el sistema GeoDC de la Defensa Civil de Paraná, reconocido como uno de los más completos de Brasil. Según el jefe del Centro Estatal de Gestión de Riesgos de la Defensa Civil, Anderson Gomes das Neves, los nuevos datos reforzarán la precisión de las respuestas de emergencia en el estado. “Podemos decir con certeza que GeoDC es el sistema de defensa civil más robusto del país, con muchos más datos, lo que nos permite mayor precisión en nuestras acciones. Y todo lo que produzca Embrapa podrá ser validado con la base de datos de Defensa Civil para colaborar con nuestro protocolo de respuesta. Tener este marco técnico detrás nos permitirá tomar decisiones más asertivas”, detalla Neves.
GeoDC contiene mapas con carreteras, la red hidrográfica y detalles de cada municipio con zonas de atención propensas a vendavales, inundaciones, crecidas o crecidas paulatinas y sequías. El sistema debe mejorarse con nueva información como la relacionada con el suelo de cada región, por ejemplo.
Luego de las inundaciones en el vecino estado, investigadores de unidades de Embrapa, ubicadas en la región sur de Brasil, con el apoyo de Emater-RS, estuvieron en campo, en Rio Grande do Sul, con el objetivo de realizar campañas de diagnóstico. Visitaron ciudades, distritos y áreas de producción agrícola de Rio Grande do Sul afectadas por deslizamientos de tierra, deposiciones e inundaciones para realizar una caracterización ambiental. Después de este trabajo, uno de los diagnósticos elaborados por investigadores de Embrapa informó los principales problemas y posibles soluciones, a corto, mediano y largo plazo, en la recuperación de las áreas afectadas y viene sirviendo como instrumento para informar las discusiones del trabajo de Paraná. grupo.
“Al reunir a diferentes entidades, para pensar juntos y buscar mejoras en las estrategias de acción ante una catástrofe de tales dimensiones, podremos ser asertivos en las decisiones, salvando más vidas y realizando una movilización técnica estatal posterior al evento, para recuperar las áreas”, destaca Marcelo Francia Arco-Verde, jefe general de Embrapa Florestas.
Según Curcio, los estudios realizados por la institución en Rio Grande do Sul aportan información valiosa que, cruzada con datos de Paraná, podría ayudar a identificar con mayor precisión las zonas con mayor riesgo de sufrir desastres, como inundaciones y deslizamientos de tierra. “Nuestro conocimiento sobre los suelos y la vegetación en Paraná, además de otros factores y procesos, nos permite identificar las áreas con mayor probabilidad de sufrir fuertes cambios”, explica el investigador de Embrapa. La colaboración entre las entidades permitirá la creación de una base de datos sólida, que podrá utilizarse para mejorar la respuesta a emergencias y planificar acciones preventivas.
La propuesta, según la investigadora de Embrapa Annete Bonnet, es construir una planificación estratégica que involucre a todos los niveles de gobierno -federal, estatal y municipal- y al sector privado, para que se puedan implementar medidas de prevención en las zonas de riesgo, incluso antes de que llegue el clima. se convierte en una amenaza. Esto incluye analizar la infraestructura existente y crear planes de contingencia para la evacuación y rescate si es necesario.
“La planificación y la acción conjunta entre instituciones públicas y privadas pueden ser la clave para evitar los impactos de eventos extremos, como los ocurridos en Rio Grande do Sul”, explica Breno Menezes de Campos, director del Departamento de Bosques Plantados, de la Seab .
José Gustavo de Oliveira Franco, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Paraná, destaca la importancia de un enfoque integrado para afrontar los riesgos climáticos. Defiende la creación de un modelo de planificación, basado en políticas públicas, para asegurar que los municipios de Paraná consideren los riesgos climáticos al planificar infraestructura y uso del suelo. "Necesitamos establecer planes de contingencia, infraestructuras de evacuación y, sobre todo, políticas públicas que ayuden a crear soluciones para mitigar los impactos de eventos extremos", argumenta Franco.
La creación de un núcleo de planificación interinstitucional ha sido identificada como una estrategia fundamental para aumentar la resiliencia de Paraná ante eventos climáticos extremos. La coordinadora de la Casa Civil, Izabella Brito, quien también participa en los debates, afirma que el Estado está comprometido con el desarrollo de estrategias sostenibles y eficientes. “Estamos creando una planificación para asegurar que las comunidades más vulnerables estén preparadas para los desafíos climáticos y fortalecer la capacidad de respuesta del Estado ante desastres”, afirma.
Para ella, el trabajo de unión de fuerzas entre diferentes entidades y el uso de datos científicos y técnicos tiene el potencial de transformar a Paraná en un ejemplo de prevención y preparación ante desastres climáticos. Brito cree que la interactividad entre Defensa Civil, universidades, Embrapa y otras entidades no sólo aumenta la precisión de los pronósticos, sino que también fortalece la red para acciones de respuesta y recuperación, en caso de que ocurran eventos extremos.
Breno Menezes de Campos, director del Departamento de Bosques Plantados y Coordinador del Grupo de Gestión Estatal de Agricultura Baja en Emisiones de Carbono (ABC+) de la Seab, destaca la importancia de sumar esfuerzos entre instituciones. “Para saber actuar y no ser sorprendidos, como ocurrió en Rio Grande do Sul, es necesaria la planificación. Por lo tanto, [la cooperación interinstitucional] es un movimiento muy importante y tiende a involucrar a más secretarías, con el objetivo de tener mayor alcance”, predice. “En las reuniones se presentaron escenarios hipotéticos que podrían ocurrir en eventos climáticos extremos, mostrando que la formación geológica del estado de Paraná podría provocar que un evento mayor ocurra aquí en el estado. En ese sentido nos animamos a iniciar este trabajo”, afirma el director.
Los investigadores explican que las proyecciones que muestran la posibilidad de lluvias intensas son fundamentales, ya que permiten predecir intensos procesos destructivos con aparición de flujos masivos y deslizamientos de tierra, que pueden arrasar con pueblos y ciudades ubicados en regiones de grandes valles fluviales. “En cierto modo, aquí en Paraná se encuentran relieves, rocas y suelos similares al estado de Rio Grande do Sul. La alianza establecida después de la reunión de noviembre puede generar diferentes tipos de mapas que identifiquen áreas críticas y sus interacciones con diversos atributos de los paisajes de Paraná”, informa Curcio.
El trabajo es realizado por representantes de la Secretaría de Agricultura y Abastecimiento (Seab), Casa Civil, Defensa Civil, Embrapa Florestas, Embrapa Soja, Itaipú Binacional, Sistema de Vigilancia Tecnológica y Ambiental de Paraná (Simepar), Ministerio Público del Estado de Paraná, Secretaría de Estado de Medio Ambiente, Instituto de Desarrollo Rural de Paraná (IDR-PR), Fundación de Apoyo a la Investigación y el Desarrollo de los Agronegocios (Fapeagro) y Fundación de Apoyo a la Investigación y el Desarrollo Desarrollo (Faped), entre otras instituciones.
Los expertos abogan por la implementación de políticas públicas y planes de contingencia para anticipar riesgos, estructurando acciones como la evacuación, señalización de áreas de peligro y soluciones basadas en la naturaleza. Según Breno Menezes de Campos, de la Seab, el estado busca aumentar su resiliencia y mitigar los impactos climáticos con una planificación integrada entre agencias gubernamentales y el sector privado.
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