Impactos de los incendios desafían la recuperación de los campos de caña de azúcar

Investigaciones indican que más de la mitad de los cañaverales no se recuperarán

02.12.2024 | 16:14 (UTC -3)
Camila Pedroso

Las temperaturas extremas provocadas por el cambio climático han preocupado a agrónomos y agricultores de todo Brasil, especialmente a los productores de caña de azúcar, que es una de las bases de la economía del estado de São Paulo.

Luego de una severa sequía e intensos incendios, el regreso de las lluvias trajo un nuevo desafío al sector sucroenergético: evaluar la germinación de retoños en cañaverales al inicio de la zafra. Es decir, el sector intenta entender cómo recuperar el suelo para que las plantas se desarrollen y la cosecha sea productiva.

Diagnóstico de suelos

Investigadores de Massari Fértil, en colaboración con el Instituto Agronómico de Campinas (IAC), estudian las principales causas de los incendios y soluciones para la pérdida de eficiencia del suelo y la necesidad de reposición de nutrientes.

"La sequía fue tan intensa que nuevos cañaverales, de 2°, 3° y 4° corte, simplemente no brotaron. Estimamos que tendremos un área representativa de cañaverales con más del 50% de fallas en la brotación, con resiembras y los tratamientos culturales no son económicamente viables, en definitiva, pérdida del cañaveral”, evalúa Cláudio Monteiro, químico de Massari.

En una nota técnica, los investigadores destacan que la restauración de suelos presenta uno de los mayores desafíos para el sector, ya que la paja que cubría las plantas se convirtió en cenizas, eliminando parte de los nutrientes del suelo.

Una de las soluciones para mitigar las pérdidas es priorizar la siembra de caña sobre la caña de azúcar, utilizando el sistema MEIOSI fase 1 (Método Interrotacional Ocurriendo Simultáneamente), a partir de noviembre de 2024 y proyectado hasta abril de 2025.

Sin embargo, señala que la preparación del suelo bajo lluvias intensas puede provocar erosión, lo que requiere prácticas más sostenibles, como la reducción del laboreo y la aplicación de correctivos micronizados. “Estos productos se aplican directamente sobre la superficie y utilizan la lluvia para alcanzar y corregir el perfil completo del suelo”, explica Monteiro.

Aumento de las temperaturas máximas y mínimas

Desde 1980, el Instituto Agronómico de Campinas (IAC) monitorea las temperaturas diarias y detectó un aumento significativo, de más de 1ºC, en las temperaturas máximas y mínimas en las últimas décadas. “Este escenario es preocupante, ya que limita el desarrollo de los cultivos y, en consecuencia, la productividad”, advierte Monteiro.

Ante estos cambios climáticos, el experto sostiene que los análisis de suelos se vuelven imprescindibles y deben realizarse al menos una vez al año para garantizar adecuadas propiedades físicas y químicas.

“Necesitamos cambiar la forma en que abordamos el tema de la corrección y nutrición del suelo. Lo que se hizo hace cinco años, con los cambios climáticos, ya no ofrece los mismos resultados. Es necesario conocer en profundidad el tipo de suelo y sus necesidades para evitar pérdidas tanto de cultivo como económicas”, concluye el químico.

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