Los errores en la identificación de las orugas comprometen la cosecha de soja.

La Fundação MT advierte que la confusión entre especies reduce la eficacia del control y puede causar pérdidas.

03.11.2025 | 16:45 (UTC -3)
Dejane Arnhold

La siembra de soja avanza en Mato Grosso, y los agricultores deben estar al tanto de la posible presencia de plagas en sus cultivos. “Estas especies se encuentran en el ambiente, en los campos. Recientemente tuvimos una cosecha de algodón con una alta infestación de orugas, por lo que si se detectó alguna plaga en esa zona, el agricultor ya conoce el desafío que enfrenta ahora con la soja”, advierte la investigadora Mariana Ortega, especialista en entomología de la Fundación de Apoyo a la Investigación Agrícola de Mato Grosso (Fundação MT).

El investigador también informa que, durante el desarrollo de la planta, los técnicos de monitoreo de campo pueden tener dificultades para identificar correctamente las orugas de este género. helicóptero spp., que pueden causar daños significativos, especialmente cuando se confunden con otras plagas como Spodoptera frugiperda.

Las orugas Helicoverpa armígera e Helicoverpa zea Son morfológicamente idénticas en todas las etapas de su desarrollo y solo pueden diferenciarse con precisión mediante análisis molecular. Además, estas dos especies son similares a la especie... Spodoptera frugiperda En las primeras etapas de desarrollo, especialmente hasta el segundo estadio larvario (etapa inmediatamente posterior a la eclosión del huevo), su correcta identificación es esencial para el éxito del control químico y biológico, ya que cada especie puede responder de manera diferente a los productos aplicados. Helicoverpa armígera Se encuentra con mayor frecuencia en las zonas de cultivo de soja y algodón, mientras que Helicoverpa zea Se encuentra principalmente en el maíz, pero también se ha identificado que causa daños en la soja. Ambas plagas prefieren las estructuras reproductivas de la planta, como los botones florales y las vainas, y son más críticas a partir de la etapa reproductiva de la soja.

“El primer reto en el campo es encontrar la oruga, que, en sus primeras etapas, es muy pequeña y se esconde entre las hojas nuevas. Luego viene la dificultad de identificar correctamente la especie. Y eso marca la diferencia en el tipo de producto que se debe utilizar”, explica Mariana Ortega.

Una identificación errónea puede llevar a la elección inadecuada de un plaguicida, lo que no solo aumenta los costos de las reaplicaciones, sino que también agrava el daño a los cultivos. En casos reportados a la Fundación MT, los productores han perdido áreas enteras tras usar productos ineficaces para esa especie.

"Si el entrenador lo confunde con un Spodoptera frugiperda y aplica un producto específico para esa especie, la oruga. helicóptero “Puede que no se pueda controlar. Continuará alimentándose de la planta y causando daños hasta que se realice una nueva aplicación, lo que aumenta el costo y el riesgo de pérdida de productividad”, explica Mariana Ortega.

Para contribuir al manejo adecuado de estas plagas, la Fundación MT ha desarrollado un kit que facilita la identificación de orugas. El material se produce en laboratorio con ejemplares reales preservados en resina y muestra las diferentes etapas de desarrollo de las principales especies de orugas, lo que permite su comparación. El kit es especialmente útil en las primeras etapas, cuando las diferencias son muy sutiles. La Fundación MT también imparte capacitación técnica en fincas, fortaleciendo a los equipos responsables del monitoreo de plagas en los cultivos.

“A la gente le gustan mucho los kits porque ayudan a visualizar el tamaño real de las orugas. Muchos se sorprenden al ver que una oruga de tercer estadio es mucho más pequeña de lo que imaginaban”, comenta el entomólogo.

La Fundación mantiene un programa de cría permanente de diversas especies de orugas en el laboratorio, lo que le permite producir kits que contienen todas las etapas de la plaga: desde el huevo hasta la pupa.

La Spodoptera frugiperda también ha sido motivo de preocupación desde el inicio de la temporada de soja.

Otra plaga que puede causar daños en sus primeras etapas es... Spodoptera frugiperdaEstas orugas, generalmente procedentes de cultivos anteriores como el maíz y el algodón, se encuentran en etapas de desarrollo más avanzadas. Estas orugas de mayor tamaño son capaces de cortar las plantas recién brotadas, lo que reduce la densidad de plantas y compromete la productividad del cultivo desde el principio.

"Helicoverpa armígera ou Helicoverpa zea También pueden estar presentes en esta etapa, pero están más ocultos y actúan como defoliadores. A partir de la etapa reproductiva, ambos se vuelven aún más peligrosos porque atacan estructuras como flores y vainas”, enfatiza el investigador.

Algunas variedades de soja entran en la fase reproductiva tan solo entre 30 y 40 días después de la siembra. Por lo tanto, un seguimiento meticuloso desde los primeros días es fundamental para garantizar una cosecha sana y productiva. «Es un periodo corto. Si no he vigilado bien mi cultivo, si no he controlado bien las orugas, y estas alcanzan la fase reproductiva, ya tendré orugas grandes, más difíciles de controlar, que causarán más daños. Por eso, en esta fase inicial es muy importante un buen seguimiento y, si es necesario, la aplicación de medidas de control», advierte el investigador de la Fundación MT.

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