La guerra amenaza la agricultura ucraniana.

La guerra en Ucrania ha exacerbado el desequilibrio de nutrientes en la agricultura del país y amenaza la sostenibilidad de los cultivos de trigo, maíz y girasol. Las investigaciones indican que, tras la invasión rusa en 2022, el uso de fertilizantes disminuyó hasta en un 54%, lo que intensificó la extracción de nutrientes del suelo y provocó déficits sin precedentes de nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K).

Entre 2000 y 2021, Ucrania incrementó significativamente su uso de nitrógeno, particularmente para el cultivo de girasol (18 veces más). Aun así, los suelos sufrieron una extracción continua de fósforo y potasio.

A partir de 2022, los déficits de NPK superaron los de todos los años anteriores. En 2023, el país afrontó los mayores desequilibrios desde 1990, con una eficiencia en el uso de nutrientes superior al 90%, un indicador del agotamiento del suelo.

Colapso de la ganadería

La producción de estiércol disminuyó tras el colapso de la ganadería en la década de 1990. En 2021, solo se utilizó el 10 % del nitrógeno contenido en el estiércol. Las pérdidas económicas derivadas de la falta de aprovechamiento de nutrientes orgánicos alcanzaron los 2,2 millones de dólares estadounidenses. La separación entre cultivos y ganado contribuyó a este desperdicio.

Basándose en cinco escenarios para 2030, los autores recomiendan la adopción inmediata de un Plan Integrado de Gestión de Nutrientes, con reciclaje de estiércol, el uso de fertilizantes de liberación controlada y la inclusión de leguminosas en las rotaciones de cultivos.

El modelo más eficiente puede reducir el uso de nitrógeno sintético hasta en un 61% y aumentar la eficiencia en el uso de nutrientes hasta en un 89%, evitando pérdidas ambientales y manteniendo la productividad.

Más información en doi.org/10.1038/s43247-025-02826-9