Un estudio muestra el impacto de la fertilización con azufre en la soja
La investigación analizó 35 experimentos realizados en nueve estados de América del Norte
La domesticación de la cebada (Hordeum vulgare) ha traído profundos cambios genéticos y adaptativos, como lo destaca un estudio reciente dirigido por el Instituto Leibniz de Genética Vegetal e Investigación de Cultivos (IPK). Al analizar 76 genomas de cebada, los investigadores identificaron variantes que ayudan a explicar cómo la planta se ha adaptado a las demandas agrícolas a lo largo del tiempo, manteniendo al mismo tiempo una diversidad genética significativa.
Los científicos identificaron 173 loci complejos con variación en el número de copias de genes, que controlan rasgos como la resistencia a enfermedades, la arquitectura de las plantas y la movilización del almidón. La diversidad alélica observada en estos loci puede ayudar a las plantas de cultivo a adaptarse a nuevas presiones selectivas en los ecosistemas agrícolas. Los ejemplos incluyen la variabilidad de genes relacionados con la resistencia al mildiú polvoriento y la actividad de las enzimas de degradación del almidón, cruciales para el proceso de malteado de la cebada.
El estudio también abordó la evolución de las plantas domesticadas en relación con sus variedades silvestres.
La cebada cultivada, en su forma de seis hileras, desarrolló más semillas que su forma ancestral de dos hileras, lo que demuestra cambios que se adaptaron a las necesidades de los agricultores.
Esta adaptación a las condiciones agrícolas no significa sólo pérdida de diversidad. Las investigaciones han demostrado que pueden surgir nuevos tipos de diversidad después de la domesticación.
Destaca el descubrimiento de la diversidad alélica del gen HvTB1, relacionado con la arquitectura vegetal.
Mientras que las formas silvestres tienen una copia de este gen, las formas domesticadas de seis filas pueden tener hasta cuatro copias, lo que puede influir en el desarrollo de las ramas vegetativas. Además, la variabilidad estructural de los genes de la alfa-amilasa, implicados en la degradación del almidón, indica potencial para mejorar la eficiencia del malteado, una característica de interés tanto para los agricultores como para la industria cervecera.
La cebada es uno de los cinco principales cultivos mundiales y tiene una importancia cada vez mayor debido a su capacidad para tolerar entornos hostiles y adaptarse a climas secos.
Según el estudio, la diversidad alélica en loci estructuralmente complejos puede ser fundamental para satisfacer las necesidades de agricultores y ganaderos en un escenario de cambio climático.
Se puede obtener más información en doi.org/10.1038/s41586-024-08187-1
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