La biofortificación de alimentos se presentará en la COP30.

La biofortificación de alimentos se presentará en AgriZone, un escaparate de tecnologías, ciencia y cooperación internacional coordinado por Embrapa e instalado especialmente para la COP30, en el área de Embrapa Amazonía Oriental, en Belém (PA). Estará abierto al público del 10 al 21 de noviembre, de 10:00 a 18:00 horas. 

Los alimentos biofortificados forman parte de una estrategia de seguridad alimentaria y nutricional que incrementa los niveles de vitaminas y minerales en los cultivos básicos. El panel “Biofortificación: Cultivos nutritivos y resilientes” será dirigido por la investigadora de Embrapa Agroindústria de Alimentos, Marilia Nuti, en el marco del programa técnico de AgriZone, el 13 de noviembre, en el auditorio 3, de 11:20 a 12:35.

En el evento se presentarán videos de socios de América Latina y el Caribe, grabados en portugués/español con subtítulos en inglés. Según el investigador, el panel busca presentar los resultados e impactos obtenidos en 20 años de investigación, los últimos diez dedicados a la implementación con el público objetivo, que incluye pequeños productores familiares, colonos, comunidades indígenas, ribereñas y quilombolas; la adopción en programas gubernamentales como el Plan Multianual y el Programa Nacional de Alimentación Escolar; la implementación en Guatemala y Panamá, así como alianzas exitosas con el sector privado, como Beckmans Seeds y la Junta del Arroz de Guyana.

En la zona de cultivos de AgriZone, los visitantes podrán conocer los cultivares biofortificados de batata, yuca, maíz y caupí desarrollados por las Unidades de Embrapa —ubicadas en diversas regiones de Brasil— y sus socios, a través de la Red BioFort, coordinada por Embrapa Agroindústria de Alimentos (Río de Janeiro, RJ).

Biofortificación

Reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la biofortificación se aplica en 41 países y beneficia a más de 360 ​​millones de personas en todo el mundo. Entre las consecuencias del cambio climático, el aumento del dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera puede provocar una reducción de nutrientes en las plantas. La biofortificación puede ayudar a mitigar estos efectos, haciendo que los cultivos sean más resistentes a condiciones climáticas adversas como sequías y altas temperaturas.

“Además, la biofortificación garantiza el acceso a alimentos más nutritivos, especialmente para las poblaciones vulnerables que dependen de los cultivos locales para su alimentación. En resumen, la biofortificación es una herramienta importante para mitigar los impactos negativos del cambio climático en la producción y la seguridad alimentaria, protegiendo la salud y el bienestar de las poblaciones”, explica Nuti.

En América Latina y el Caribe, los institutos nacionales de investigación agrícola de los siguientes países han estado trabajando en biofortificación desde 2005: Belice, Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Guatemala, Guyana, Honduras, Jamaica, Nicaragua y Panamá, en colaboración con el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), el Centro Internacional de la Papa (CIP), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), con el apoyo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y HarvestPlus.

Cursos de biofortificación de Embrapa

Embrapa ofrece cursos de capacitación gratuitos para multiplicadores con el objetivo de transferir conocimientos sobre materiales biofortificados para que los agricultores familiares y otras partes interesadas puedan producir alimentos de manera sostenible y obtener ganancias con la venta del excedente de producción. Estos cursos están disponibles en el Entorno Virtual de Aprendizaje de la compañía (https://ava.sede.embrapa.br/).