La siembra de soja alcanza el 60% del área estimada en RS
La productividad se proyecta en un promedio de 3.179 kg por hectárea
La producción de algodón en Brasil continúa creciendo, colocando al país en el tercer lugar entre los mayores productores del mundo, según la Asociación Brasileña de Productores de Algodón (Abrapa). Sin embargo, los desafíos para los productores continúan con la creciente incidencia de enfermedades como la mancha blanca, que en condiciones severas puede generar pérdidas de productividad de hasta el 40%, según estudios de Embrapa.
Diego Palharini, consultor técnico de Tropical Melhoramento & Genética (TMG), empresa que desarrolla soluciones genéticas para algodón, soja y maíz, explica que la mancha objetivo impacta directamente en el rendimiento del algodón, ya que afecta principalmente a las hojas, provocando defoliaciones tempranas y, en consecuencia, , una reducción de la capacidad de fotosíntesis de la planta. “Esto interfiere en la producción de fotoasimilados y provoca la formación de manzanas más pequeñas y de menor calidad, además de comprometer el peso final de la fibra”, explica.
Otro agravante de la aparición de la enfermedad es la supervivencia del hongo en los residuos de cultivos, lo que aumenta su presencia en el campo, especialmente en zonas donde no existe una adecuada rotación de cultivos. "Es una enfermedad que sobrevive en los residuos de los cultivos y, con el aumento de la productividad y la intensificación del cultivo, el control químico del lugar objetivo se ha vuelto menos eficaz con el paso de los años", comenta Palharini.
Además de los restos de cultivos, las condiciones climáticas también influyen en el desarrollo del lugar objetivo. El hongo se desarrolla mejor en ambientes cálidos y húmedos, lo cual es común en las regiones productoras de algodón de Brasil, especialmente durante los períodos lluviosos. "Las temperaturas entre 20°C y 30°C, combinadas con una alta humedad relativa y periodos prolongados de humedad de las hojas, crean el escenario ideal para la propagación de la enfermedad", explica el experto, quien añade que "estos factores contribuyen a la rápida propagación del hongo en el campo, afectando con mayor intensidad a las plantas, especialmente en los meses de verano, cuando el algodón y la soja se encuentran en etapas importantes de desarrollo”, afirma.
El consultor explica que el manejo integrado del lugar objetivo involucra múltiples técnicas, como la rotación de cultivos con especies no hospedantes para reducir el inóculo del hongo en el ambiente, el manejo adecuado de los residuos de cultivos y el uso de tratamientos de semillas con fungicidas para posponer la infección inicial. Estas prácticas son importantes considerando que, actualmente, no existen cultivares de algodón y soja con resistencia genética total a la mancha objetivo. Sin embargo, existe una diferencia entre los cultivares y, debido a que algunos cultivares son menos susceptibles a la enfermedad, algunos se clasifican como de resistencia moderada a la mancha objetivo.
Ante esto, los productores deben adoptar estrategias alternativas para mitigar la aparición de la enfermedad. Si bien la rotación entre soja y algodón es excelente para algunos aspectos agronómicos y de viabilidad económica, en el caso del punto objetivo, al ser ambos cultivos hospedantes del patógeno, la enfermedad termina favoreciéndose mutuamente. Sin embargo, existen alternativas para minimizar el daño. El consultor destaca que elegir cultivares de soja con resistencia moderada a la mancha objetivo es una buena alternativa.
“Al sembrar soja con resistencia moderada en la misma zona donde se cultivará algodón en la siguiente cosecha, se reduce la presencia de inóculo en el suelo, reduciendo la presión de enfermedades sobre la planta de algodón y mitigando los daños causados por enfermedades, especialmente al inicio del ciclo. ", explica Palharini. Reforza que esta práctica no elimina por completo la enfermedad, pero reduce su incidencia, ofreciendo más tiempo al productor para adoptar medidas de control y minimizar el impacto en el rendimiento final.
Otra forma de mejorar la gestión, según el consultor, es utilizar cultivares de algodón que sean tolerantes a otras enfermedades. Según él, “cuando utilizamos cultivares de algodón con tolerancia a la ramularia (la principal enfermedad del algodón), por ejemplo, podemos intensificar el uso de fungicidas específicos para la zona objetivo, ya que la ramularia se puede controlar más fácilmente. Esto permite un manejo más específico y eficiente de la enfermedad de la mancha objetivo, además de ayudar a mantener la efectividad de fungicidas específicos.
TMG invierte y trabaja constantemente para desarrollar y seleccionar cultivares de soja y algodón, que funcionan cada vez mejor para el lugar objetivo. El uso de estos cultivares y un manejo integrado que incluya varias técnicas de manejo seguirán siendo la mejor estrategia para mitigar las pérdidas”, concluye Palharini.
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