Cosecha RS 2024/25: el clima daña las hortalizas en el Estado
La lluvia y la baja luminosidad favorecen enfermedades y retrasan el manejo del campo en varios cultivos
Itaú BBA publicó este viernes (4) la sexta edición de Visão Agro, un informe anual que describe el panorama de la agroindustria brasileña para el ciclo 6/2025. Por tercera cosecha consecutiva, el banco inicia el período con un mensaje de cautela, dado el contexto de mayor complejidad para el sector.
El estudio, elaborado por Agro Consulting de Itaú BBA, indica que el nuevo ciclo comienza bajo el efecto de un escenario global adverso. Las altas tasas de interés, la desaceleración económica y las tensiones geopolíticas, especialmente los conflictos en el Mar Negro y el Golfo Pérsico, están presionando los costos de la energía y los fertilizantes, insumos de los cuales Brasil depende en gran medida de las importaciones. La situación se ve agravada por los bajos precios de los principales productos agrícolas, lo que exige a los productores una mayor atención a la gestión de costos y tipos de cambio.
“Cada cultivo tiene sus matices, pero el panorama general ha requerido atención a todos los cultivos y eslabones de la cadena. La tasa de morosidad en el sector ha ido en aumento, impactando con mayor intensidad a algunos segmentos. Esta fluctuación, sumada a los riesgos de deterioro del tipo de cambio con los fertilizantes y las dificultades en la gestión cambiaria, ha ejercido presión sobre el crédito disponible para el sector”, afirma Cesar de Castro Alves, gerente de Consultoría Agropecuaria de Itaú BBA.
La Visión Agrícola 2025/26 indica que la formación de costos de la próxima cosecha será más difícil. Es probable que el aumento de los precios de los fertilizantes se intensifique debido a la inestabilidad en Oriente Medio, deteriorando los términos de intercambio de varios cultivos. El maíz de segunda cosecha es uno de los más afectados, con adquisiciones retrasadas, pero la presión también afecta a cultivos perennes como el café, la naranja y la caña de azúcar, que tradicionalmente realizan compras durante el segundo semestre del año.
En el mercado de granos, la reciente apreciación del real ha impulsado las importaciones en un momento en que sectores como el arroz necesitarían exportar. Los productores de trigo también enfrentan dificultades para competir con los cereales argentinos, lo que contribuye a la perspectiva de una reducción de la superficie cultivada.
Entre los sectores consumidores de granos, las perspectivas son más favorables. Según el informe, el sector de proteína animal, en particular la ganadería, debería estar experimentando un momento positivo, impulsado por la caída de los costos de alimentación, el aumento de los corrales de engorde y la fuerte demanda internacional. La menor producción en Estados Unidos y los altos precios de la carne estadounidense refuerzan la competitividad de Brasil en el mercado externo.
Para Itaú BBA, otra oportunidad proviene de los mandatos previstos en la Ley de Combustibles del Futuro, que deberían aumentar la demanda de biocombustibles, especialmente los producidos a partir de soja, maíz y caña de azúcar, creando oportunidades adicionales para la producción rural. Como resultado, la oferta de harina de soja y DDG, que ya beneficia al sector de la proteína animal, también está creciendo. Es probable que esta tendencia se consolide, reforzando la competitividad de las cadenas productivas.
“Abordar los desafíos estructurales, como la infraestructura, el acceso a la financiación y la seguridad en el entorno empresarial, es una condición esencial para desbloquear nuevas oportunidades y garantizar la competitividad del sector a largo plazo”, concluye Alves.
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