Ventajas del uso de herbicidas preemergentes

Por Fellipe Goulart Machado, Lucas Matheus Padovese y otros

06.06.2025 | 10:15 (UTC -3)

Desde que comenzaron a surgir los primeros reportes de malezas resistentes al glifosato en 1996, el número de casos de resistencia a este herbicida ha aumentado considerablemente a nivel mundial, abarcando 45 especies diferentes, 25 de las cuales son de hoja ancha y 20 de hoja estrecha.

En Brasil, debido a la introducción del sistema de siembra directa y los cultivos resistentes al glifosato, el manejo de malezas comenzó a realizarse principalmente con este herbicida. Por lo tanto, se seleccionaron ocho especies de malezas resistentes: cuatro de hoja estrecha y cuatro de hoja ancha (Heap, 2019).

Entre las malezas resistentes destaca la hierba amarga. (Digitaria insularis), la hierba pata de gallo (Eleusina indica) y la buva (Conyza spp.) que presentan una alta adaptabilidad en las regiones agrícolas del país, lo que genera pérdidas en la productividad de los cultivos y altos costos de producción. En una Circular Técnica publicada por Embrapa, que evalúa el impacto económico de la resistencia de las malezas a los herbicidas en Brasil, se estimó que el costo promedio de gestión en el sistema de producción de soja es de casi R$ 5 mil millones de reales anuales, sin considerar las pérdidas de cultivos por competencia de las malezas, que pueden aumentar las pérdidas a R$ 9 mil millones anuales.

En relación al control de gramíneas, como la hierba ácida resistente, los costos para el productor rural con manejo pueden ser hasta 2,6 veces mayores en comparación a una zona sin presencia de esta maleza.

El alto costo del manejo de gramíneas resistentes al glifosato se debe a la cantidad limitada de herbicidas disponibles para el control postemergente y a la necesidad de aplicaciones secuenciales. Actualmente, las opciones se limitan a cinco mecanismos de acción para aplicaciones postemergentes: inhibidores de EPSP (glifosato), inhibidores de ACCasa (DIM y FOP), inhibidores del fotosistema I (paraquat, diquat), inhibidores de la glutamina sintetasa (glufosinato de amonio) e inhibidores de la síntesis de carotenoides (clomazona, por ejemplo). En situaciones de resistencia al glifosato, los inhibidores de ACCasa suelen ser los más utilizados para el control.

Sin embargo, debido a la resistencia múltiple del ranúnculo y el raigrás al glifosato y a los inhibidores de la ACCasa, las opciones se han vuelto aún más restringidas, lo que aumenta la necesidad de emplear herbicidas preemergentes para reducir la presión de selección de las malezas resistentes a los herbicidas aplicados postemergencia.

Otro beneficio de los herbicidas preemergentes es la prevención de la infestación inicial, ya que, para preservar el potencial productivo de la soja, el cultivo debe estar libre de malezas desde el inicio del ciclo (Constantin et al., 2007). Los herbicidas generalmente proporcionan un efecto residual significativo durante al menos 20 días después de su aplicación, lo que reduce significativamente la emergencia de malezas durante la fase vegetativa del cultivo.

Existen 23 herbicidas registrados en el mercado brasileño para el control de gramíneas resistentes al glifosato (raigrás, pasto agrio y pasto de ganso). Sin embargo, solo siete herbicidas son selectivos para la soja y pueden utilizarse en aplicaciones de preemergencia.

Herbicidas registrados en preemergencia en cultivos de soja para el control de malezas de hoja estrecha - Fuentes: MAPA (Agrofit, 2018) y Rodrigues & Almeida (2018)
Herbicidas registrados en preemergencia en cultivos de soja para el control de malezas de hoja estrecha - Fuentes: MAPA (Agrofit, 2018) y Rodrigues & Almeida (2018)

Entre los herbicidas descritos anteriormente, destacan los inhibidores de crecimiento temprano (S-metolaclor), los inhibidores de ALS (imazetapir y diclosulam), el inhibidor de la síntesis de carotenoides (clomazona) y el inhibidor de la formación de microtúbulos (trifluralina), que son altamente eficaces en el control de gramíneas. Sin embargo, para el control de plantas de hoja ancha, cada herbicida presenta sus propias particularidades. Un ejemplo es el S-metolaclor, que, además de ser selectivo para los cultivos registrados, proporciona control para gramíneas y algunas otras especies como la ambrosía. (Comellina benghalensis) y hierba caliente (espermacoce latifolia).

En un experimento destinado a evaluar la eficiencia de herbicidas preemergentes aplicados antes de la siembra de soja, se evidenció que el uso de cualquiera de los herbicidas evaluados redujo significativamente la densidad de plantas de pasto ácido por metro cuadrado (Figura 1).

Figura 1 - Densidad de Digitaria insularis en función de la aplicación preemergente (control residual), 10 días después de la emergencia de la soja - NAPD/UEM. Maringá, PR, 2017
Figura 1 - Densidad de pasto agrio (Digitaria insularis) en función de la aplicación preemergente (control residual), 10 días después de la emergencia de la soja - NAPD/UEM. Maringá, Puerto Rico, 2017

En los tratamientos compuestos por Dual Gold (S-metolaclor) y Premerlin (pendimetalina), no se observaron flujos de infestación hasta diez días después de la emergencia de la soja. En cuanto a la productividad, el manejo adoptado, con la aplicación de herbicidas preemergentes antes de la siembra, seguida de la aplicación postemergente en el cultivo, preservó el potencial productivo, sin pérdidas. Si no se realiza el manejo de la hierba ácida, las pérdidas de productividad pueden superar el 80%, por lo que es fundamental adoptar estrategias que minimicen la competencia de las malezas.

La aplicación postemergente se realiza generalmente en cultivos de soja en los estadios V3 a V5, dependiendo de la especie, el estadio fenológico y el nivel de infestación de malezas. En el ejemplo de la Figura 2, la soja se encontraba en el estadio V3-V4 (21 DDE), el momento ideal para el control de malezas en la situación (B), cuando las plantas son jóvenes y presentan una infestación baja.

Además, la especie presente en la zona no es resistente al glifosato, lo que facilita su manejo y reduce los costos de aplicación. Por otro lado, en la situación (A), donde no se realizó una aplicación preemergente, existe una infestación significativa de malezas, siendo la principal la hierba agria resistente al glifosato. En esta situación, el manejo es muy difícil, ya que es necesario utilizar aplicaciones secuenciales de graminicidas. Además, debido a que la maleza se encuentra en una etapa fenológica avanzada, se produce sombreamiento en el cultivo, lo que resulta en interferencia de malezas y, en consecuencia, reduce la productividad.

Figura 2 - Aplicación de preemergente en la presiembra de soja. A) Área sin aplicación de preemergente; B) Área con aplicación de preemergente. - NAPD - UEM, Maringá, PR, 2019
Figura 2 - Aplicación de preemergente en la presiembra de soja. A) Área sin aplicación de preemergente; B) Área con aplicación de preemergente. - NAPD - UEM, Maringá, PR, 2019

De esta manera, adoptar un manejo de malezas que utilice herbicidas preemergentes facilita el manejo de las malezas que surgirían durante el desarrollo del cultivo, presentando varios beneficios como:

(a) reducción de la competencia inicial de las malezas;

(b) control de malezas resistentes al glifosato, incluso en la etapa inicial;

(c) baja infestación de malezas en el momento de la aplicación post-emergencia;

(d) prevención de la selección de biotipos resistentes a los herbicidas;

(e) reducir el costo del manejo de malezas al no aplicar herbicidas costosos;

(f) reducción del banco de semillas en el suelo.

por Felipe Goulart Machado, Lucas Matheus Padovese, Juan Vítor Scarlon Martoneto, Rubem Silvério de Oliveira Jr. (Centro de Estudios Avanzados en Ciencias de las Malezas, UEM)

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