El manejo integrado para “convivir” con este insecto requiere de una secuencia lógica y racional. Debido a su compleja biología del comportamiento, la reducción de la población debe planificarse a largo plazo.
14.06.2022 | 16:08 (UTC -3)
Migdolus frianus Es una plaga agresiva que causa graves daños a los cultivos de caña de azúcar en las principales regiones productoras de Brasil. El manejo integrado para “convivir” con este insecto requiere de una secuencia lógica y racional. Debido a su compleja biología conductual, la reducción de la población debe planificarse a largo plazo.
Especies del género Migdolo han causado graves daños al cultivo de caña de azúcar en las principales regiones productoras de Brasil, y pueden atacar otras plantas cultivadas (por ejemplo, moras, café, eucalipto, yuca, pastos), o plantas nativas (por ejemplo, assa-peixe, vides nativas), siendo freyanus la especie predominante en el cultivo de la caña de azúcar.
El daño es causado por las larvas del insecto, que tienen un hábito subterráneo y se alimentan del sistema radicular, destruyéndolo. En 1992, en el estado de São Paulo, había un área afectada por el insecto de aproximadamente 50 mil hectáreas, con pérdidas de alrededor de 45 millones de dólares, lo que indicaba una caída del 25% en la producción en las áreas afectadas. En 1995, incluyendo todas las regiones productoras del estado de São Paulo, se estimó que las áreas afectadas por Migdolo especies superó las 100 mil hectáreas de caña de azúcar. Actualmente se estima que una superficie de más de 280 mil hectáreas está bajo ataque por Migdolo spp., en diferentes estados productores de caña de azúcar - Goiás, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Paraná y São Paulo - provocando pérdidas anuales superiores a los 252 millones de dólares.
Debido a la limitada información bioecológica sobre esta plaga, aún no se ha establecido el nivel económico de daño y acciones eficientes para su control. Las pérdidas causadas por este insecto pueden variar desde 25 toneladas de caña por hectárea hasta 30 toneladas de caña por hectárea hasta la destrucción total del cultivo, lo que resulta en retiros anticipados, incluso en cañaverales de primer corte.
Los huevos son de forma alíndrica y de color blanco lechoso, midiendo aproximadamente 4,5 mm de longitud.
Aspectos biológicos
La gran dificultad que se encuentra al estudiar la biología de este insecto, en condiciones naturales, es el hecho de que las larvas, al desplazarse por el suelo, pueden alcanzar hasta 3 metros de profundidad y 4 metros de profundidad, con un ciclo biológico muy largo, que puede exceder más de 12 meses de duración.
Los huevos son de forma cilíndrica y de color blanco lechoso y miden aproximadamente 4,5 mm de longitud. Se depositan individualmente en el suelo, a una profundidad que varía entre 1,6 my 4,0 m, probablemente entre los meses de octubre y marzo, ocurrencia que depende de su región de incidencia.
La metamorfosis tiene lugar en el suelo donde la larva construye una cámara pupal.
Las larvas tienen forma cerambiciforme, de color blanco lechoso, con patas atrofiadas y una región anterior del cuerpo más grande. En los segmentos abdominales existen expansiones dorsales en forma de protuberancias, más o menos oblongas, transversales y las de la región ventrolateral orientadas hacia la parte posterior del cuerpo, en un arco con forma de media luna. Estas proyecciones de los segmentos abdominales funcionan como pseudópodos para ayudar a la larva a desplazarse por el interior de las galerías, en el suelo. En la etapa final de desarrollo, la larva puede alcanzar aproximadamente 50 mm de longitud.
La metamorfosis tiene lugar en el suelo, donde la larva construye una cámara pupal. La pupa es de color blanco amarillento y vive en esta etapa por un corto período de tiempo. Los adultos recién formados permanecen dentro de las cámaras pupales, en letargo, durante un período y, por razones desconocidas, se despiertan colectivamente y salen a la superficie para volar.
Los adultos muestran un marcado dimorfismo sexual.
Los adultos muestran un marcado dimorfismo sexual. Los machos tienen antenas más grandes y son de color negro (la mayoría), y son más abundantes. Las hembras, en cambio, son menos comunes, son de menor tamaño, tienen antenas más pequeñas, son de color marrón rojizo o marrón oscuro y las alas traseras rudimentarias son muy estrechas, lo que las hace inadecuadas para el vuelo. El macho, tras el inicio de las bandadas, vive una media de 4 a 7 días. Las hembras pueden vivir desde 7 días hasta 38 días y luego del apareamiento ovipositan de 14 a 45 huevos, los cuales tienen un período de incubación que varía de 17 días a 23 días.
Semanalmente, durante el periodo de parvada, se deben retirar los insectos capturados.
Comportamiento
El comportamiento reproductivo de freyanus
Es complejo y característico. Su completo desarrollo, de huevo a adulto, se produce en el interior del suelo, saliendo machos y hembras a la superficie, sólo para el apareamiento, el cual es precedido por bandadas, que ocurren en días de alta temperatura y humedad, generalmente después de períodos de lluvia. Los adultos en la superficie superan la barrera física del suelo a través, en parte, de galerías abiertas dejadas por las larvas en sus deambulaciones antes del proceso de construcción de la cámara pupal y la posterior metamorfosis para la pupa. En bandada, los machos salen a la superficie del suelo, mientras que las hembras intentan exponerse menos. En ocasiones simplemente liberan la feromona estando aún dentro del canal que la trajo, sin abandonarlo del todo, o caminan por el suelo, al no poder emprender el vuelo. Los machos emergen a la superficie antes que las hembras, y permanecen pacientemente en el suelo o en partes de las plantas, hasta que aparecen las hembras. Se sienten atraídos por la fuerte feromona sexual que liberan las hembras, vuelan a baja altura o caminan rápidamente hasta las inmediaciones y desde allí intentan localizar a la hembra. Con la ayuda de sus mandíbulas sujetan a su pareja y realizan la cópula.
La disputa de apareamiento suele involucrar a varios machos y se producen múltiples cópulas en un corto espacio de tiempo. Luego de este ritual, la hembra regresa a la tierra, generalmente por el mismo agujero que la sacó a la superficie. La colocación se realizará a diferentes profundidades.
La pupa es de color blanco amarillento y vive en esta etapa por un corto período de tiempo.
Fundamentales para el apareamiento, las bandadas tienen duraciones variables, generalmente de 07 días o más y siempre ocurren a la misma hora durante el día. Este horario varía dependiendo de la región, comenzando generalmente alrededor de las 7 am con la aparición de los primeros machos y finalizando alrededor de las 15 pm. Las horas punta, cuando los hombres y las mujeres son más activos, ocurren entre las 10 a.m. y las 11 a.m.
Fluctuación de la población
La dinámica poblacional de freyanus Es complejo, ya que las larvas presentan un gran movimiento vertical en el suelo durante todo el año. Las mayores poblaciones de larvas en la superficie -hasta 30 cm-, atacando así las raíces y la base de las matas, coinciden con los meses más fríos y secos del año, es decir, entre abril y septiembre. Pasado este periodo, con la aparición de las primeras lluvias, se produce una drástica disminución de la población a esta profundidad. Los vuelos se realizan entre octubre y febrero. A partir de marzo/abril se produce de nuevo un aumento de la población de larvas, en parte influenciado por la puesta de las hembras después del apareamiento. Este comportamiento varía según la región y las condiciones climáticas anuales. Sin embargo, como puede haber generaciones superpuestas, muchas larvas también se encuentran durante los períodos de bandada. Considerando la ocurrencia anual de bandadas en un lugar determinado, este evento puede ser indicativo de la existencia de diferentes generaciones ocurriendo simultáneamente allí, ya que se estima que el ciclo biológico completo de la plaga dura aproximadamente dos o tres años en promedio.
Monitoreo
El seguimiento se realiza mediante estudios sistemáticos de la población de plagas mediante trampas de feromonas. El nombre comercial de esta feromona es “Migdo”, distribuida en la plantación a lo largo de los transportadores (01 trampa cada 50 ha). Las trampas deben inspeccionarse semanalmente, siendo recomendable cambiar los pellets o pastillas cada 30 días. Se han adaptado varios tipos de envases como trampas, y actualmente es muy común el uso de botellas de plástico “Pet”, utilizadas para envasar refrescos y agua mineral, pero la trampa tradicional se conoce como “Pitfall”. Se enrosca un dispositivo cóncavo (tipo embudo) en la boca de la botella que contiene los gránulos o la tableta y se entierra cerca o ligeramente por debajo de la superficie del suelo. Semanalmente, durante el período de parvada, se deben eliminar los insectos capturados.
Arado de vertedera utilizado en la operación de barrera química que precede al surco de siembra.
Administración integrada
Debido a la compleja biología del comportamiento de freyanus, la reducción de la población debe planificarse a largo plazo, ya que generalmente implica una superposición de generaciones. Por tanto, el manejo integrado para “convivir” con esta plaga debe seguir una secuencia lógica y racional, teniendo en cuenta las inversiones necesarias para ello.
Control cultural
Este método conlleva la necesidad de renovar el cañaveral y el gran inconveniente de implicar enormes gastos económicos para realizarlo. Sin embargo, es sin duda lo que más contribuye a reducir significativamente la población de plagas. Su objetivo, además de la muerte de las larvas por la acción del implemento, es exponerlas a los depredadores. Para ello se deben considerar dos puntos importantes: el tiempo de ejecución de la obra y el implemento a utilizar.
Estudios sobre la fluctuación de larvas de freyanus han demostrado que la época del año en la que se encuentra el mayor número de larvas en los primeros 20cm de suelo a 40cm de suelo coincide con los meses más fríos y secos del año (marzo a septiembre). En cuanto al implemento a utilizar, el Mechanical Ratio Destroyer puede reducir la población de larvas en más de un 80% en comparación con las rastras de arado. Complementar esta práctica con la rotación de cultivos es fundamental luego de este proceso, con el objetivo de dejar la zona el mayor tiempo posible sin su principal fuente de alimento, la caña de azúcar. El gran secreto para controlar con éxito esta plaga es mantener el suelo, con relativa frecuencia, manipulando constantemente su capa más cercana a la superficie (20 cm a 40 cm) para eliminar sistemáticamente las larvas que llegan allí para alimentarse o incluso privarla. De ahí, dependiendo de la gravedad del problema, la necesidad de mantener el sitio libre de cultivos de ciclo largo, como la caña de azúcar, por un período más largo de tiempo, regresando luego de este período a la siembra del cultivo.
En las zonas de soto cañero (poscosecha), el insecticida elegido debe aplicarse con un implemento específico, que inyecta el 100% del almíbar en la línea de caña.
Control químico
Barrera Química - operación que precede al surco de siembra, la barrera química tiene como objetivo distribuir completamente el insecticida en el subsuelo, a una profundidad variable de 50cm a 60cm. Para esta operación se recomienda un subsolador adaptado para la correcta distribución del almíbar (pala de subsolador triangular unida al extremo inferior del eje) o un arado de vertedera. Este equipo deberá estar equipado con un conjunto pulverizador autónomo. El conjunto puede ser accionado opcionalmente mediante toma de fuerza o motor hidráulico, recomendándose boquillas pulverizadoras con chorro abanico e inducción de aire, instaladas detrás de cada “zapata” del subsolador o arado de vertedera, para depositar el insecticida en continuo. capa, homogénea y en todo el ancho de trabajo, formando una barrera química. El volumen de aspersión, además de la correcta elección del insecticida para esta modalidad, es fundamental para el éxito de la operación, donde se recomiendan de 800 litros de aspersión por hectárea a 1000 litros de aspersión por hectárea. Los principales inconvenientes son el alto coste de ejecución, la contaminación del suelo y la destrucción de otros organismos no objetivo en el proceso.
Surco de Siembra - Con un caudal de 250 litros de almíbar por hectárea, en el fondo y paredes del surco de siembra, al cubrir los tochos de caña o simultáneamente con el proceso de distribución o siembra mecánica.
Cortadora de retoños tradicional - En las zonas de retoños cañeros (poscosecha), el insecticida elegido debe aplicarse con un implemento específico, que inyecta el 100% del almíbar en la hilera de caña, a una profundidad variable de 15cm a 20cm. Para este método se recomienda pulverizar con un volumen de agua variable de 250 litros a 500 litros por hectárea, según la época del año y el tipo de suelo.
Consideraciones finales
Debido a la biología, que aún no se comprende del todo, y al peculiar comportamiento freyanus Constituye un desafío a la convivencia, implicando la adopción de métodos inusuales para su control. Estas acciones implican grandes gastos, perjudicando la producción en zonas atacadas por la plaga. Sin embargo, su baja capacidad de dispersión es un factor favorable, restringiendo los ataques a zonas donde tradicionalmente ocurre. Otro aspecto positivo es su largo ciclo de vida, que limita el número de generaciones en el tiempo. Por lo tanto, las acciones de control mecánico y/o colectas masivas de adultos (machos) tienden a contribuir significativamente a reducir sus poblaciones y daños. Otra medida que ayuda a solucionar el problema es dejar la zona afectada libre de plantas hospedantes durante un período prolongado de dos a tres años. Durante este período se puede explorar la zona con cultivos de ciclo corto, trabajando frecuentemente el suelo, mediante arados y rastras en los momentos en que hay acumulación de larvas en la superficie con el objetivo de eliminarlas. Tal medida constituye una alternativa para, quizás, resolver definitivamente el problema, reduciendo significativamente su población o erradicándola. Para ello, el agricultor debe renunciar, durante este período, a explorar la zona con caña de azúcar y luego retomar la actividad.
Artículo publicado en el número 223 de Cultivar Grandes Culturas, diciembre 2017/enero 2018.
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