Cómo evitar nuevas generaciones de mosca blanca en la soja

Las aplicaciones de insecticidas, siempre combinadas con otras estrategias de manejo integrado, deben realizarse sobre el primer cultivo plantado en el campo.

22.11.2021 | 15:10 (UTC -3)

Los sucesivos cultivos son muy favorables a las plagas de plagas como la mosca blanca, que a razón de 10 ninfas por hoja han provocado pérdidas del orden de 12 bolsas por hectárea en soja. Las aplicaciones de insecticidas, siempre combinadas con otras estrategias de manejo integrado, deben realizarse sobre el primer cultivo plantado en el campo, con el fin de romper el ciclo y evitar nuevas generaciones del insecto.

La región del cerrado brasileño se caracteriza por la presencia de áreas extensas y altamente mecanizadas. El agroecosistema utilizado es altamente favorable a la multiplicación de plagas, ya que prevalece un sistema de producción en el que la soja es el principal cultivo que se establece en la gran mayoría de las áreas, rotando muchas veces con el algodón o el maíz en determinadas regiones y años. Este cultivo sucesivo provocó que muchas plagas se adaptaran al sistema. Sumado a esto, otros factores, como las condiciones climáticas favorables, con altas temperaturas e inviernos suaves, se vuelven ideales para la multiplicación de los insectos. Entre las plagas, la mosca blanca, Bemisia tabaci biotipo b, han causado gran preocupación y pérdidas a algunos productores de soja, algodón, frijol, etc.     

la mosca blanca, Bemisia tabaci biotipo b (Gennadius, 1889), es un insecto polífago, cuya reproducción se ha observado en más de 500 especies vegetales diferentes, pertenecientes a distintas familias botánicas. Pertenece al orden Hemiptera y a la familia Aleyrodidae. El ciclo biológico de la mosca blanca puede variar de 17 días a 45 días, estando influenciado principalmente por la temperatura.

Presencia de fumagina en las hojas, resultado de una sustancia secretada por la mosca blanca.
Presencia de fumagina en las hojas, resultado de una sustancia secretada por la mosca blanca.

Los adultos miden aproximadamente 2 mm de largo y tienen cuatro alas membranosas blancas. La hembra puede poner más de 200 huevos. Los huevos de color verde claro a marrón claro se ponen en la parte inferior de las hojas. Al nacer, las ninfas son móviles en su primera etapa. Después de seleccionar una ubicación, insertan su estilete y lo fijan, sin moverse más. Los adultos emergen después de cuatro estadios.

Al ser un insecto chupador, al chupar sustancias ricas en nutrientes y agua de las plantas, la mosca blanca puede introducir toxinas que provocan un desarrollo desigual en la planta y una caída de la productividad. Además, segrega en las hojas una sustancia azucarada que favorece el crecimiento de hongos oportunistas, en el caso del género Capnodio especies dando lugar al recubrimiento de la hoja por este hongo, comúnmente llamado Fumagina. Esto conduce a una reducción del área foliar y de la tasa fotosintética y, en consecuencia, de la productividad.

Otra característica es la capacidad de transmitir virus, especialmente del género begomovirus – Geminiviridae, además del género Carlavirus  Virus del moteado leve del caupí – CpMMV (que provoca necrosis del tallo y posterior muerte de la planta).

Cultivo con síntomas característicos del ataque de mosca blanca
Cultivo con síntomas característicos del ataque de mosca blanca
Las moscas blancas pueden introducir toxinas que provocan un desarrollo desigual de la planta y una caída de la productividad.
Las moscas blancas pueden introducir toxinas que provocan un desarrollo desigual de la planta y una caída de la productividad.

Algunas zonas de Brasil han presentado plantas con virus, lo que provoca pequeñas pérdidas. Sin embargo, es necesario que los técnicos, cuando noten la presencia de plantas anormales, las recojan y las envíen a laboratorios para identificar posibles virus. Este problema en la soja debe ser tratado con gran importancia ya que es el principal mercancía Brasileño en la agroindustria.

El biotipo Q o mediterráneo ya se encuentra en Brasil, siendo objeto de estudios por entomólogos del IAC y de Embrapa Arroz e Feijão. Los estados de Rio Grande do Sul y São Paulo ya han reportado su ocurrencia. Este biotipo se introdujo en EE. UU. alrededor de 2004 y se identificó su aparición en Uruguay y Argentina en 2012.

En los cultivos de soja, la mosca blanca puede comenzar a aparecer en los primeros días, en algunas regiones con mayor presión de plagas. Comúnmente sus daños solo se notan durante la fase de llenado de grano, ya que las plantas tienden a terminar su ciclo antes del plazo normal, con granos más pequeños y consecuentemente reduciendo la producción. Esto ocurre a menudo debido a la presencia de hollín.

Presencia de mosaico en las hojas provocado por la incidencia del insecto.
Presencia de mosaico en las hojas provocado por la incidencia del insecto.

Las altas infestaciones en la soja, cuando no se controlan o mantienen en poblaciones que no comprometan la productividad, pueden migrar a cultivos adyacentes o incluso en sucesión. Este es el caso de algunas regiones donde el sistema de producción es más intensivo, como en Chapadões e incluso en las zonas irrigadas de Mato Grosso, Goiás, Tocantins, Minas Gerais, Bahía y Maranhão, con cultivos como frijol, soja y algodón.

En el cultivo del algodón, la mosca blanca también puede provocar el problema de manchas en las fibras, con aparición de fibra azucarada (caramelización), provocando una disminución de la calidad, especialmente del tipo. Su dispersión puede ocurrir por los vientos, que lo llevan a grandes distancias. Presenta distribución desigual en los cultivos, debiendo el técnico prestar atención a los límites que puedan recibir poblaciones migratorias de otras parcelas/cultivos.

El seguimiento de esta plaga al inicio de las infestaciones puede centrarse en la presencia de adultos y con el desarrollo del cultivo se debe prestar atención a las ninfas y huevos de la plaga, dependiendo de la colonización. En esta etapa se debe incluir la ayuda de lupas de 20X o más en las herramientas para llevar al campo o incluso la recolección de hojas para enviar a los laboratorios.

Con la llegada de la soja Bt Se ha observado cierto descuido por la menor ocurrencia de orugas, llevando al técnico y al productor a una falsa sensación de tranquilidad en relación a las plagas, que terminan alcanzando poblaciones elevadas, siendo detectadas demasiado tarde para su manejo.

Hongo oportunista de las hojas, comúnmente conocido como fumagina
Hongo oportunista de las hojas, comúnmente conocido como fumagina

Normalmente, las medidas de control de la mosca blanca deben intensificarse durante los períodos cálidos, cuando aumenta la población del insecto. El productor y su técnico, cuando la plaga es común en la región, o incluso en la propiedad, deben idear estrategias para reducir la población. El manejo integrado de esta importante plaga hace necesario evitar la siembra escalonada de cultivos ya que esto tiende a incrementar las poblaciones en las siembras finales. Se recomienda eliminar residuos de cultivos, retirando plantas con virus y huéspedes, como malezas. El uso de trampas amarillas con aceite para el seguimiento también puede reducir la población.

El índice de control de esta plaga aún forma parte de estudios de varias instituciones de Brasil. Sin embargo, cabe resaltar que en trabajos sobre el cultivo de soja, la coexistencia de la planta con un promedio de 10 ninfas por hoja generó pérdidas del orden de 12 bolsas por hectárea (TOMQUELSKI et al 2011).

La alternativa más utilizada y práctica es el control químico, que utiliza neonicotinoides como Acetamiprid, Clotiadinim, Imidacloprid, Tiacloprid y Tiametoxán, los insecticidas de mayor éxito, utilizados para afectar formas adultas y jóvenes. También existen en el mercado reguladores del crecimiento que actúan sobre las formas jóvenes, como el ciantraniliprol, el piriproxifeno, el espiromesifeno y la buprofezina, que actúan sobre los huevos y las ninfas. Además de nuevas moléculas, se están desarrollando nuevos insecticidas en forma de mezclas preparadas (neonicotinoides+juvenoides) para el productor. Se puede mencionar el dinotefurano, además de la flupiradifurona, con excelente acción sobre las ninfas.

El control biológico es una interesante herramienta de manejo, ya que existen pocos insecticidas activos en el control de esta plaga. Beauveria bassiana Es la especie más utilizada para controlar la mosca blanca. Los insecticidas deben aplicarse al final del día y cuando haya humedad para un control satisfactorio de los insectos.

Los insecticidas biológicos también se pueden utilizar dentro de los programas de manejo, intercalados con insecticidas químicos o incluso asociados, en momentos determinados. Cabe mencionar, en este caso, que el productor deberá consultar a la empresa fabricante sobre la compatibilidad. En algunos trabajos realizados en la Fundación Chapadão se observaron eficiencias interesantes.

Lo que muchas veces se observa es una aplicación tardía para el control de esta plaga, en algunos casos por desconocimiento o mal muestreo. Es posible que algunas aplicaciones en infestaciones altas no tengan el efecto deseado dependiendo de la tecnología de aplicación y otros factores. En este caso, se deben analizar los restos de la plaga en el sistema, dando lugar a reaplicaciones para su control.

Cuando existan cultivos sucesivos en la propiedad, las aplicaciones deberán realizarse sobre el primer cultivo sembrado en el campo, a fin de evitar que las últimas parcelas presenten altas infestaciones. Esta práctica de atacar huevos y ninfas a menudo debe analizarse como una ruptura del ciclo de la plaga, impidiendo la aparición de nuevas generaciones.

En esta batalla, el conocimiento de la mosca blanca, un buen muestreo y la definición de estrategias de control integrado son herramientas que ayudan al productor en el control y en consecuencia aumentar la productividad en el cultivo de soja.

Porcentaje de eficiencia de algunos insecticidas en la población de ninfas de B.tabaci biotipo B en el cultivo de soja. Fundación Chapadão. Cap.Sul/MS. 2016.G.39.

Artículo publicado en el número 215 de Cultivar Grandes Culturas, abril de 2017. 

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