Manejo correcto de la hierba de caballo
Por Luan Cutti, Tiago Edu Kaspary, Gabriele Casarotto y Gerarda Beatriz Pinto da Silva (UFRGS)
La presencia de plantas de tiguera, que brindan refugio y alimento al insecto durante la temporada baja y el período de cultivo de soja, se encuentran entre los factores que ayudan a explicar la mayor incidencia. El tratamiento de semillas con insecticidas neonicotinoides, asociado a otras estrategias integradas y preventivas, ha mostrado buenos resultados en el manejo de esta plaga.
La intensificación del cultivo de maíz en contraestación y sistemas de riego rompió la estacionalidad de la siembra, proporcionando mayor presión de plagas y enfermedades específicas, quedando el cultivo expuesto durante todo el año en el campo. Sumado a esto, otros factores como las condiciones climáticas favorables, las altas temperaturas y los inviernos suaves han favorecido la multiplicación de los insectos. Entre los problemas fitosanitarios del cultivo del maíz, el saltahojas del maíz Dalbulus maidis (DeLong & Wolcott) (Hemiptera: Cicadellidae) ha aumentado sustancialmente su frecuencia en los últimos años, requiriendo estrategias de control debido al daño causado.
Uno de los posibles factores que ha propiciado el aumento de las chicharritas del maíz, principalmente en la Región Central de Brasil, es la presencia de plantas de tigueras del maíz durante el contraestación y el período de cultivo de la soja, ya que estas plantas voluntarias son los principales hospederos de la La peste y las enfermedades que transmite. Debido a la adopción de tecnología de resistencia a herbicidas presente en la mayoría de los materiales disponibles en el mercado, estas plantas de maíz no son controladas adecuadamente en el cultivo de soja, sirviendo de alimento, refugio y fuente de reproducción para diversas plagas de insectos. El aumento de la oferta de alimentos durante la temporada baja y el período de cultivo de la soja garantiza el mantenimiento del saltahojas. D. maidis en el medio ambiente, favoreciendo la multiplicación y mantenimiento de plantas infectadas, con virus y retraso en el crecimiento.
El mantenimiento de la plaga en el ambiente durante el contraestación y el cultivo de soja ha generado altas densidades poblacionales en la fase inicial de desarrollo del cultivo de maíz, período de mayor susceptibilidad al ataque de la plaga con altas pérdidas para los productores. .
los adultos de D. maidis miden aproximadamente 4 mm de largo y menos de 1 mm de ancho. Aunque el color predominante es el pajizo, el abdomen presenta manchas negras, que pueden ser de mayor tamaño en individuos desarrollados en climas con temperaturas suaves. En la cabeza hay dos manchas negras del doble del diámetro de los ocelos. Se caracterizan por dos filas de espinas en las tibias posteriores (Oliveira et al., 2003, Waquil, 2004). Durante la etapa adulta, estos insectos se pueden ver fácilmente dentro de la cáscara de la planta de maíz. El establecimiento ocurre en la fase inicial del desarrollo del cultivo, pero es capaz de mantener altas poblaciones durante todas las etapas del desarrollo del maíz. La longevidad promedio de los adultos es de 16,3 días para los hombres y 42,1 días para las mujeres (Marín 1987). Sin embargo, este período puede alcanzar los 106 días en condiciones de temperatura más baja (Tsai, 1988).
Las hembras ponen huevos solas, en parejas o en grupos de cinco a seis huevos en el limbo o en la parte adaxial de las hojas, preferiblemente en la mitad basal de las primeras hojas de las plantas jóvenes. La postura es endofítica y ocurre dentro del tejido de la nervadura central de las hojas de la planta. Cada hembra pone aproximadamente 14 huevos por día y puede poner hasta 611 huevos durante su ciclo de vida. Los huevos son translúcidos, tienen forma de plátano, miden menos de 1 mm x 0,2 mm y son fáciles de ver con la hoja de maíz a contraluz. Después de siete a diez días, se vuelven lechosos. La biología del saltahojas se ve directamente afectada por la temperatura. En condiciones de temperatura suave, los huevos no eclosionan. Sin embargo, cuando se incuban a temperaturas superiores a 20ºC, las ninfas eclosionan normalmente (Marín 1987).
Durante la etapa de ninfa pasan por cinco estadios, que duran alrededor de 15 días. Las ninfas tienden a permanecer estáticas, alimentándose de la hoja, y sólo se mueven si son molestadas (Oliveira et al., 2003; Waquil, 2004). La fase de ninfa hasta la formación de adultos generalmente ocurre entre 20 días y 25 días, estando influenciado este período por la temperatura ambiente.
El cigarrillo D. maidis tiene pocos huéspedes, con la multiplicación restringida al género Zea. Hay reportes de otros hospedantes, como caña de azúcar, sorgo y algunas especies de malezas, como pasto pata de gallina (Eleusina indica) y colchón de hierba (Digitaria horizontal) (Oliveira et al., 2016). Además de algunos hosts alternativos para D. maidis, especies de la familia Poaceae, como el pasto colonial (Pánico máximo), hierba de mermelada (Brachiaria plantaginea) y la Brachiaria decumbens puede ser infectado por fitoplasmas (Hass, 2010), sin embargo, según Sabato et al. (2015) es necesaria una mejor evaluación de la importancia epidemiológica de estas especies vegetales en la perpetuación y diseminación de este patógeno en los cultivos de maíz.
El cigarrillo D. maidis Es un insecto muy extendido, presente tanto en cultivos de verano como fuera de temporada. Se mueve dentro y entre los cultivos de maíz y las plántulas. El cigarrillo D. maidis Se considera una plaga inicial en el maíz, ya que se presenta en plántulas de maíz poco después de la emergencia del cultivo, originarias de otros cultivos de maíz (Oliveira et al., 2013a). A lo largo del ciclo del maíz, la población de este insecto vector aumenta desde las etapas iniciales de desarrollo hasta la floración de las plantas, debido a la producción de nuevas generaciones de insectos, y la entrada continua de más saltamontes adultos, especialmente cuando hay maíz en estadios más avanzados cercanos (Oliveira et al., 2015b). En áreas infestadas, las chicharritas se pueden observar fácilmente, alimentándose, preferiblemente en la región del cartucho de la planta de maíz (Vianna et al., 2002; Waquil, 2004).
Aunque el saltamontes D. maidis puede causar daño directo a través de la succión de savia en las plantas de maíz, comprometiendo el desarrollo de la planta, y especialmente el sistema radicular, esta especie es más importante por su capacidad de transmitir persistente y propagativamente el virus del rayado del maíz (virus del rayado fino del maíz). MRFV) y dos mollicutes, asociados con retraso del crecimiento Spiroplasma kunkelii y el truco tupido de maíz fitoplasma (MBS-fitoplasma), agentes causales, respectivamente, de las enfermedades del maíz denominadas achaparramiento pálido y achaparramiento rojo (Sabato et al., 2015). Los molicutes son responsables de las infecciones y la obstrucción de los tejidos del floema. La creciente importancia del complejo de acrobacias observadas en los últimos años, en cultivos de maíz tardíos y fuera de temporada, está directamente relacionada con el aumento de la población del insecto vector, el saltahojas. D. maidis.
Los agentes causantes del retraso del crecimiento son adquiridos por los saltahojas cuando se alimentan de plantas de maíz enfermas. Estos microorganismos se multiplican en los saltahojas (insecto vector) y se transmiten a plántulas de maíz jóvenes y sanas, cuando el saltahojas migra de cultivos maduros a cultivos recién establecidos. Los saltamontes infectados son capaces de transmitir fitopatógenos a plantas sanas durante un tiempo de alimentación relativamente corto, aproximadamente una hora (Vianna et al., 2002; Waquil, 2004; Oliveira y Oliveira, 2010). La transmisión de fitopatógenos ocurre en la fase inicial de desarrollo del cultivo de maíz, fase en la que la planta tiene un menor diámetro de tallo, lo que permite que el saltahojas pueda D. maidis poder alcanzar con el estilete los vasos conductores de la savia (floema). Como consecuencia de las infecciones en los tejidos del floema, el desarrollo de las plantas se reduce y los tallos se debilitan, pudiendo caer las plantas por la acción del viento.
Los síntomas de Red Stylus se caracterizan por decoloración y enrojecimiento del margen y ápice de las hojas. En infestaciones severas, toda la lámina de la hoja puede presentar características típicas de retraso en el crecimiento. También se puede comprobar el macollamiento de las plantas, ya sea en las axilas de las hojas o en la base de la planta y la proliferación de mazorcas, además de una reducción de la altura. Los síntomas de retraso en el crecimiento normalmente son más visibles después de la floración y cerca de la maduración del cultivo, especialmente en regiones con temperaturas más altas (Reis et al., 2004; Sabato et al., 2002).
Los síntomas del Pale Stunting se caracterizan por la presencia de bandas cloróticas o blanquecinas, que se extienden desde la base hacia el ápice de las hojas, las cuales pueden presentar enrojecimiento de las hojas inferiores. Las plantas infectadas demuestran un crecimiento reducido, mazorcas más pequeñas con granos sueltos, pequeños, descoloridos o manchados. Dependiendo del cultivar puede presentar macollamiento y secado temprano. Los síntomas foliares aparecen cuando las plantas florecen y otros síntomas aparecen después de la formación y llenado del grano (Balmer & Pereira, 1987; Fernandes & Oliveira 1997).
Las plantas de maíz infestadas con el Virus Rayado Fino presentan síntomas de la enfermedad entre 7 y 10 días después de la inoculación, en forma de pequeñas manchas cloróticas alineadas. A medida que estos puntos crecen, se fusionan y forman una franja delgada. En cultivares susceptibles, la infección temprana puede provocar un crecimiento reducido y aborto de los botones florales.
La intensidad del daño al cultivo de maíz depende de la fase fenológica en la que el cultivo es atacado por el saltamontes infectado. Cuando el ataque se produce en la fase inicial del cultivo (V1 – V3-4), cuanto mayor sea el daño y cuanto más tarde lleguen al cultivo las chicharritas infectadas, menores serán los daños y pérdidas.
Estrategias de manejo del saltamontes D. maidis debe iniciarse antes de la siembra del maíz, mediante la eliminación de las plantas de tiguera en el período de fuera de cosecha y durante el cultivo de la soja, con el objetivo de eliminar posibles fuentes de alimento y reproducción de la plaga, para reducir la población de la plaga en la fase inicial de desarrollo del maíz. sembrados en secuencia. Tales medidas, además de posibles reducciones en las primeras generaciones de chicharritas, también pretenden reducir el número de plantas de maíz infectadas durante estos periodos, que sirven como fuente de adquisición y posterior inoculación de estos patógenos en los cultivos. Sin embargo, al tratarse de un insecto con alto potencial biótico y gran capacidad de migrar largas distancias para colonizar campos de maíz recién emergidos, estas estrategias deben realizarse en conjunto con todos los productores de una misma región.
El uso de materiales tolerantes o menos susceptibles es el método de control más eficiente y recomendado para controlar estas enfermedades transmitidas por saltahojas. D. maidis,. Sin embargo, no todos los materiales de maíz disponibles en el mercado tienen una tolerancia satisfactoria, por lo que corresponde al productor hacer la mejor elección al momento de adquirir las semillas y optar por materiales que tengan mayor tolerancia, con el fin de reducir las pérdidas.
Como el daño o transmisión de fitopatógenos más severo ocurre en la fase inicial del desarrollo del cultivo de maíz, las medidas de control en la fase inicial son sumamente necesarias ya que protegen las plántulas durante este período, además de promover o reducir la población inicial, evitando una población explosión de saltamontes del maíz. D. maidis en etapas posteriores. Entre las estrategias de control químico adoptadas en la fase inicial, el Tratamiento de Semillas con insecticidas neonicotinoides es fundamental para reducir la población de plagas durante este período de desarrollo del cultivo y ha proporcionado resultados muy efectivos en el control de esta plaga. En un trabajo realizado por Rattes Consultoria e Pesquisa Agronômica en colaboración con la Universidad de Rio Verde (UniRV), en la actual cosecha, los insecticidas disponibles en el mercado para el tratamiento de semillas elaborados con las moléculas Tiametoxano, Imidacloprid y Clotianidina lograron la supresión de hasta al 80% de la población de D. maidis, hasta 15 días después de la emergencia del cultivo.
Después de este período, dependiendo de la presión y la región, son necesarias aplicaciones foliares de insecticidas. Las aplicaciones foliares deben realizarse en base a muestreos de poblaciones de plagas, con el objetivo de complementar el tratamiento de las semillas y controlar las poblaciones por producción de nuevas generaciones dentro del mismo cultivo o de insectos migratorios de zonas vecinas. A la fecha no existe un Nivel de Daño Económico (NDE) que pueda adoptarse debido a que se trata de un insecto transmisor de fitopatógenos. Así, el daño no es proporcional al tamaño de la población, sino más bien en función de la capacidad de diseminación de los agentes causantes del retraso en el crecimiento, lo que hace necesario el uso de medidas preventivas. Las aspersiones foliares normalmente se realizan hasta las etapas V8 –V9 en cultivos de maíz, pudiendo continuar hasta la fase de espigado.
Entre las posibles estrategias de manejo de esta plaga, el productor debe ser consciente de que adoptar una sola, de forma aislada, no tendrá éxito en el control de la plaga. D. Doncellas.
Artículo publicado en el número 217 de Cultivar Grandes Culturas, junio de 2017.
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