Oportunidades para la producción de cacao en la Amazonia

Por Elías Melo de Miranda, investigador de Embrapa Acre

18.12.2024 | 14:48 (UTC -3)
Foto de : Ronaldo Rosa
Foto de : Ronaldo Rosa

El reciente aumento de los precios del cacao en el mercado internacional, debido a una combinación de factores, ha despertado el interés por este cultivo y abre una ventana de oportunidades para su expansión en Brasil. Según los expertos, en los próximos años los precios deberían bajar y estabilizarse, pero a un nivel que garantice una buena rentabilidad para los productores. Los principales factores detrás de la apreciación del cacao fueron: 1) una caída en la producción de cacao en África, principal región productora del mundo, debido a la aparición de plagas, enfermedades y olas de calor y lluvias intensas, como consecuencia del cambio climático ; y 2) agotamiento de existencias y reducción de la oferta, que estuvo por debajo de la demanda durante tres años consecutivos, provocando un desequilibrio en el mercado. Además, la Unión Europea, el mayor consumidor de cacao del mundo, está implementando nuevas regulaciones que exigen la trazabilidad de la producción para evitar la adquisición de cacao producido en áreas deforestadas, utilizando trabajo infantil o incluso semiesclavo, común en África.

En el escenario actual, además de la motivación de los productores para sembrar cacao, los agricultores familiares ribereños tienen la oportunidad de intensificar la explotación de cacao nativo o silvestre, que se da de manera espontánea a lo largo de las llanuras de inundación de los ríos amazónicos. Estas comunidades ribereñas atienden la demanda de un nicho de mercado creciente, que valora la calidad del cacao fino amazónico y las cuestiones socioambientales. Para mejorar la eficiencia de la extracción del cacao, se recomiendan técnicas de manejo para incrementar la recolección de frutos, como optimizar el trazado de los senderos de recolección; promover el enriquecimiento del bosque mediante la plantación de plántulas en el sotobosque para incrementar el número de árboles de cacao en la zona; realizar podas de formación y producción; y gestionar la entrada de luz solar al dosel de la planta. Estas prácticas son factores determinantes en el aumento de la producción extractiva de cacao.

La explotación sostenible del cacao en la Amazonía puede contribuir al cumplimiento de los objetivos internacionales asumidos por Brasil para enfrentar la crisis climática. La explotación racional de las plantaciones de cacao nativo previene la deforestación de estas áreas, y su cultivo, principalmente como componente de sistemas agroforestales (SAF), puede rehabilitar áreas alteradas, siendo una excelente alternativa para mitigar los pasivos ambientales de las propiedades agrícolas, promoviendo un aumento en la cubierta forestal y, en consecuencia, la eliminación de carbono de la atmósfera. Por otro lado, la legislación laboral y ambiental brasileña responde a las crecientes demandas del mercado internacional de productos social y ambientalmente correctos, siendo los productores y las autoridades públicas responsables de garantizar su cumplimiento.

En Acre, un estado donde el cultivo de cacao aún es embrionario, comienzan a surgir diferentes demandas de tecnologías para sistemas de producción extractivos, sombreados y pleno sol. El manejo extractivo del cacao en las llanuras aluviales de los ríos Purus, Juruá y sus afluentes ya se practica en varias comunidades y ha aumentado el interés por el cultivo, principalmente a través del sistema de cultivo bajo sombra en consorcios agroforestales. Algunas de estas demandas apuntan a regularizar áreas con pasivos ambientales que han sido embargadas con imposición judicial de reforestación. El cultivo del árbol del cacao, que es una especie originaria de la Amazonía, en conjunto con otras especies forestales nativas, es una buena solución para combinar las demandas ambientales con la necesidad de poner en valor el bosque, haciendo estas áreas más productivas.

Entre los diversos desafíos para el crecimiento del cultivo de cacao en la Amazonía y en Acre en particular, se destaca el riesgo inminente de introducción de la moniliasis, una plaga cuarentenaria aún ausente en Brasil, pero presente en los países fronterizos productores de cacao. Por tanto, es necesaria una vigilancia constante, especialmente en Acre y la región occidental de Amazonas, para prevenir la entrada de esta enfermedad fúngica. El brote ocurrido en Acre en 2021, en la ciudad de Cruzeiro do Sul, fue completamente suprimido y contenido exitosamente gracias al excelente trabajo realizado por técnicos del Instituto de Defensa Agrícola y Forestal de Acre (Idaf) en colaboración con el Ministerio de Agricultura y Ganadería (Mapa) y, actualmente, no hay registros de nuevos focos en Acre.

Cabe destacar el trabajo de las instituciones gubernamentales y del tercer sector, que han contribuido a hacer del cacao una alternativa productiva viable en la región. La Cooperativa Agroextractivista de Mapiá y Médio Purus (Cooperar), con sede en Boca do Acre (AM), trabaja desde hace casi 20 años con cacao nativo y otros productos forestales, integrando a productores ribereños desde la desembocadura del río Iaco hasta el municipio de Lábrea (AM), en una extensión de casi mil kilómetros sobre el río Purus. La ONG SOS Amazônia, que trabaja con cacao nativo desde 2015, tanto en la región de Acre/Purus como en Juruá, incentivó el cultivo en SAF y contribuyó a la capacitación de agricultores en el manejo y procesamiento de almendras. Además de plantones de varias especies nativas, SOS Amazônia está produciendo, en viveros comunitarios, 200 plantones de cacao para plantar hasta marzo de 2025 en consorcio, iniciativa que beneficiará a unas 600 familias con capacidad de producir cacao.

A nivel gubernamental, el Departamento de Agricultura del Estado de Acre ha estado trabajando para implementar el Proyecto Cacao: Estrategia de Desarrollo de la Producción de Cacao en Acre. Este proyecto trae un conjunto de políticas públicas encaminadas a dinamizar la cadena productiva del cacao en el estado y cuenta con alianza con instituciones del sector agrícola. Entre las principales acciones previstas se encuentra la plantación de 1.200 hectáreas de árboles de cacao en tres fases, beneficiando directamente a más de mil familias campesinas. Este trabajo cuenta con el apoyo del Comité Ejecutivo del Plan Cacaocultivo (Ceplac), Embrapa y otras instituciones de enseñanza y transferencia de tecnología.

Recientemente, Embrapa Acre formalizó una alianza con Cooperar, con el objetivo de validar soluciones para el manejo del cacao en tierras bajas, zonas que se caracterizan por bajos rendimientos en el sistema extractivo, problema que se agrava con las pérdidas de producción causadas por las inundaciones de los ríos. Estas soluciones incluyen la siembra para enriquecer la población de plantas de cacao en llanuras aluviales y la implementación de Sistemas Agroforestales en zonas de secano. Otro componente importante del proyecto es la caracterización físico-química y organoléptica (color, sabor y olor) de los granos de cacao nativo fermentados y secos y el estudio de las peculiaridades de la geografía de la región. Vincular la calidad diferenciada del cacao Purus a las condiciones del entorno geográfico podría contribuir a la obtención de la Indicación Geográfica (IG) de Denominación de Origen, un reconocimiento que agregará valor al cacao nativo y beneficiará a toda la cadena productiva local.

Sin duda, existe un escenario muy prometedor para el cultivo del cacao en la Amazonía. El cultivo de cacao en las SAF permite resolver el dilema de combinar la producción agrícola con la conservación del medio ambiente. La investigación agrícola brasileña puede avanzar en la adaptación del cultivo del cacao al cambio climático, desarrollando nuevas variedades a partir de materiales genéticos ya disponibles en bancos de germoplasma y buscando nuevos materiales con características favorables en la inmensa variabilidad genética del cacao silvestre.

Ejemplos de eficiencia productiva con el árbol del cacao se materializan en los avances alcanzados en la región Transamazónica, en Pará, que transformó ese estado en el mayor productor de cacao de Brasil. Datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) también muestran los resultados de las inversiones en el cultivo de cacao en Rondônia, estado que ya ocupa el cuarto lugar en el ranking de producción nacional.

Acre también podrá seguir el mismo camino, uniendo instituciones que actúan en el sector y estableciendo alianzas sólidas y eficaces. Hay espacio tanto para el cacao silvestre como para el cultivado y, en ese contexto, Embrapa Acre, en el cumplimiento de su misión institucional, ha estado a la vanguardia, apoyando iniciativas de productores familiares para consolidar el cultivo de cacao en Acre.

*Por Elías Melo de Miranda, ingeniero agrónomo, doctor en Agronomía e investigador de Embrapa Acre 

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