Mitos y verdades sobre los inoculantes agrícolas

¿Puedes quedarte al sol? ¿Es más sostenible? Consulte las respuestas a estas y otras preguntas sobre el uso de este insumo.

21.07.2021 | 20:59 (UTC -3)

Los inoculantes son insumos biológicos con microorganismos que ayudan en el desarrollo de las plantas. Fueron descubiertos en 1891 por los científicos alemanes Friedrich Nobbe y Lorenz Hiltner. En su momento aislaron y multiplicaron rizobios, un tipo de bacteria que mostraba la capacidad de asociarse con las raíces de las leguminosas, permitiéndoles nutrirse del nitrógeno del ambiente.

Este descubrimiento dio origen a los inoculantes, utilizados en Brasil desde la década de 1950 y actualmente disponibles en forma líquida y en forma de turba. En su fórmula líquida, por ejemplo, se puede aplicar vía semilla y vía surco de siembra. Para un mejor aprovechamiento del producto, es importante que el agricultor siga estrictamente las instrucciones del fabricante.

Aunque ya es conocido en el mercado nacional, muchos productores aún tienen dudas sobre el producto y su uso. Por eso, hemos preparado una guía rápida desmitificando algunos puntos y aportando verdades sobre estos insumos, consúltala:

Las plantas se vuelven más saludables.

Verdadero. La nutrición de las plantas se produce mediante la inclusión de bacterias en el proceso de desarrollo de las plantas. La mejora en el crecimiento de los cultivos se produce mediante la producción de fitohormonas y la formación de nódulos o simbiosomas, capaces de transformar el nitrógeno del aire en amonio más disponible para la absorción de las plantas.

Todos los inoculantes son iguales.

Mito. Supongamos que tenemos dos opciones de inoculantes para el mismo cultivo utilizando las mismas bacterias. El producto final es distinto, ya que la calidad y eficiencia del inoculante está directamente relacionada con su formulación. Esta formulación se encarga de acondicionar las bacterias y ayudarlas a permanecer en el mejor estado fisiológico al momento de actuar. Por ejemplo, se puede observar que no todos los inoculantes tienen el mismo conteo bacteriano, ni la misma recomendación de aplicación, ni la misma vida útil (fecha de vencimiento).

Es más sostenible.

Verdadero. El uso de inoculantes inhibe la contaminación, reduce los residuos en el suelo y reduce el uso de insumos. Esto sucede porque la adición de bacterias permite mejorar el aprovechamiento de los nutrientes por parte del cultivo, mejorando así su crecimiento sin deteriorar el medio ambiente. Es una forma de ganar más y producir con menos de forma sostenible. En el caso del cultivo de soja, por ejemplo, una inoculación adecuada proporciona al cultivo, en promedio, más del 60% del nitrógeno que necesita, reduciendo así el uso de urea, lo que reduce el impacto ambiental.

Los inoculantes deben refrigerarse a bajas temperaturas.

Este mito está relacionado con la premisa de que no todos los inoculantes son iguales. Un inoculante que debe mantenerse en frío tenía una formulación inadecuada. Una formulación deficiente no mantiene vivas las bacterias y, por lo tanto, se ve compensada por la necesidad de refrigeración.

Los inoculantes de calidad son perfectamente estables en condiciones normales. Para preservar la calidad del producto se deben seguir las recomendaciones de almacenamiento y uso, ya que al ser un producto biológico no se puede dejar al sol ni exponer directamente a altas temperaturas.

El uso de inoculantes genera ahorro.

Verdadero. Cell Tech Max, por ejemplo, sustituye completamente el fertilizante nitrogenado en los cultivos de soja y garantiza una alta productividad a bajo coste. Una fertilización de soja con 900 kg de urea tradicional cuesta R$ 1.820,00 por hectárea. La misma cantidad de soja fertilizada con inoculante cuesta R$ 2,50 por hectárea para el productor.


Márcio Miranda, gerente de ventas de Novozymes BioAg

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