Innovación y respeto a las patentes: fundamentos de la sostenibilidad en la agricultura

La investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías son pilares de la productividad agrícola y la sostenibilidad de la agroindustria brasileña. Este compromiso continuo con la ciencia aplicada en el campo ha permitido al país lograr avances significativos en eficiencia y rendimiento. Como resultado, en las últimas décadas, Brasil se ha consolidado como un actor líder en las cadenas agroalimentarias más grandes del mundo, como la soja, el maíz, el café y el azúcar, impulsado por un modelo que combina la innovación tecnológica con la adaptación a las condiciones tropicales.

En este entorno altamente competitivo, el respeto a la propiedad intelectual —en especial las patentes de insumos y tecnologías— es esencial para garantizar la continuidad de la innovación, la seguridad jurídica y el reconocimiento de las inversiones que permiten alimentar al mundo de forma eficiente y responsable con el medio ambiente. Al fin y al cabo, para mantener el objetivo de reimaginar la sostenibilidad en la agricultura, proteger las inversiones en innovación no es solo un derecho: es un fundamento ético y estratégico.

Desarrollar un nuevo producto, ya sea un pesticida, una biosolución u otra formulación ecológica, requiere tiempo, inversión y rigor técnico. El ciclo puede durar más de una década, desde el laboratorio hasta el campo, y movilizar a cientos de profesionales en estudios de eficacia, toxicidad, impacto ambiental y registro. Cuando se viola esta innovación, se devalúa todo el ecosistema de investigación y desarrollo, lo que perjudica la competitividad de la industria, el retorno de la inversión para los agricultores y los avances hacia una agricultura más sostenible. Enfatizo: cada vez que se viola o infringe una patente, se sienta un precedente que puede poner en peligro el futuro de la innovación en el sector más competitivo de la economía brasileña: el sector agrícola.

Más que una obligación legal, proteger la innovación es una cuestión de ética. Implica respetar el trabajo de los investigadores (científicos que enorgullecen a nuestro país), la integridad de los procesos científicos y el compromiso con una agricultura más sostenible. En un sector guiado por relaciones de confianza entre empresas, cooperativas, minoristas y agricultores, esta ética debe ser la base de las decisiones, garantizando la previsibilidad, la apreciación de la tecnología y la seguridad para los productores.

Brasil cuenta actualmente con centros de investigación de alta complejidad, enfocados en crear soluciones cada vez más adaptadas a las realidades regionales. Para que este ecosistema siga creciendo, es fundamental fortalecer el entorno empresarial con reglas claras, estabilidad regulatoria y una protección eficaz de la propiedad intelectual. Para que nuestro país se mantenga como líder mundial en agroindustria, es crucial que todos comprendan que proteger la innovación significa proteger a los productores rurales, y también a la población. Significa garantizar que los frutos de la ciencia lleguen a los campos, con seguridad ambiental y un compromiso con las generaciones futuras.

En este escenario, iniciativas lideradas por empresas como UPL, que invierte fuertemente en innovación en el país, refuerzan la importancia de una agenda basada en la legalidad, la transparencia y el respeto a la ciencia. Creemos que la colaboración es el camino hacia una agricultura más sostenible, y que esta colaboración debe basarse en la legalidad, la transparencia y el respeto a los activos de propiedad intelectual. Valorar las patentes significa valorar el trabajo de los científicos, la integridad de la industria y la responsabilidad por el futuro de los alimentos que consumimos, las fibras que los recubren y la bioenergía que nos impulsa. Reimaginar el futuro de la agricultura implica necesariamente proteger estos fundamentos.

*Por Ronaldo Bueno Rodrigues, ingeniero agrónomo de la Universidad Estadual Paulista (Unesp), especialista en manejo de enfermedades de plantas de la Universidad Federal de Lavras (UFLA) y director de innovación, investigación y desarrollo (I+D) de UPL Brasil