Consumo de combustible con transmisión continuamente variable (CVT)
Por Yasser Alabi Oiole, Leonardo Leonidas Kmiecik y otros
Los agronegocios son cautivadores y dinámicos por varias razones. Pero algunas de ellas, ciertamente, son la cantidad de paradojas y rupturas de paradigmas que nos motivan y desafían todo el tiempo. La ciclicidad de los momentos de crecimiento y ajuste, la altísima tecnología, contrastada por la humildad de no controlar el clima, la nobleza de alimentar al mundo con la dureza de los innumerables factores económicos que desafían la perpetuidad de la actividad. Todo esto hace que el sector sea intenso y, en mi opinión, apasionante.
Para la industria de insumos agrícolas, la paradoja sobre la que he reflexionado mucho recientemente y ha sido objeto de muchas conversaciones y debates es la de la diferenciación y la creación de valor. Por un lado, no hay agricultura sin tecnología e innovación (más aún en un entorno tropical y de alta intensidad como el nuestro), pero al mismo tiempo, está claro que la diferenciación únicamente a través del producto ya no es suficiente.
Estoy cada vez más convencido de que la diferenciación y la creación de valor para el cliente (y en consecuencia, para la cadena) están intrínsecamente ligadas a entender realmente tu negocio. Piensa, organiza y actúa cada vez más como el cliente. Co-crea y desarrolla soluciones que resuelvan puntos débiles reales o ayuden de forma cada vez más horizontal en tu negocio.
En la industria de la investigación y el desarrollo, este es un gran desafío para las organizaciones. Necesitamos intencionalidad, cierta audacia y resiliencia para realizar un cambio como este. Es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Necesitamos trasladar parte de la complejidad que enfrenta el agricultor y gestionarla desde dentro a “nuestra casa”. Necesitamos cambiar el enfoque del producto al cliente, de la oferta a la solución, de la categoría y segmento al sistema de producción. Cambiar el enfoque, en la práctica, significa: cambiar la lógica, las decisiones, las prioridades, los procesos, las habilidades y lo más importante: la forma de pensar y actuar.
Veo que, cada vez más, será necesario cooperar, integrar cadenas, verticalizar y combinar conocimientos, tecnologías y modelos de negocio. Para lograrlo, serán fundamentales alianzas y relaciones cada vez más profundas y transparentes. Tomar decisiones conscientes y duraderas completa el panorama.
Es crucial que las empresas de esta industria comprendan que la innovación no se trata solo de nuevos productos y tecnologías, sino también de crear experiencias que agreguen valor y fortalezcan el legado del agricultor. La diferenciación pasa, más que nunca, por la capacidad de escuchar, comprender y satisfacer sus necesidades de forma coherente y rentable para toda la cadena. Así, la innovación y la personalización se entrelazan, asegurando que, incluso en tiempos de adversidad, haya espacio para el crecimiento y el éxito mutuo.
* por Marcelo Batistela, vicepresidente de BASF Soluciones para la Agricultura en Brasil
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